Uno de los complejos de nuestra idiosincrasia, creado por la multicentenaria condición de isla condenada al olvido; de la afasia histórica que vivimos desde la llegada misma de los atracadores de hace cinco siglos, es que cuando un burócrata mayor mete hondo la pata, y desde el exterior reaccionan criticándolo o llamando la atención sobre los principios que ha violado, inmediatamente se oye un grito, ridículo y lloroso: “¡Ay, están atacando a la República Dominicana!”. Y no: nadie ataca “a la República Dominicana”, sino a unos torpes burócratas (¡pendejos!) que no tienen ni puta idea de que somos parte de una aldea global.
“¡Ay, nos atacan!”
Uno de los complejos de nuestra idiosincrasia, creado por la multicentenaria condición de isla condenada al olvido; de la afasia histórica que vivimos desde la llegada misma de los atracadores de hace cinco siglos, es que cuando un burócrata mayor̷