Leonel sí tiene quien le escriba

En los últimos días se han visto algunas manifestaciones públicas de lo que, en entregas anteriores, habíamos definido como la “guerra fría” que se registra dentro del PLD. Los peledeístas, contrario a sus adversarios, manejan sus problemas&#823

En los últimos días se han visto algunas manifestaciones públicas de lo que, en entregas anteriores, habíamos definido como la “guerra fría” que se registra dentro del PLD. Los peledeístas, contrario a sus adversarios, manejan sus problemas con discreción, pero tampoco son suizos, por lo que no es de extrañar que se digan y escriban algunas cosas. La lucha por el liderazgo, y por la candidatura presidencial, obliga a que poco a poco se vayan definiendo posiciones. Hasta ahora, las críticas, acusaciones y descalificaciones entre los morados se oían fundamentalmente en privado. La excepción que confirmaba la regla era Temo Montás, que tenía y tiene a Leonel Fernández como objetivo. Pero ahora el pleito interno da un giro interesante. El asunto comenzó con un artículo publicado por Julio Martínez Pozo. Mucha tinta se ha usado para responderle, pero las respuestas de Ricardo Pérez Fernández y Rafael Núñez son de las más contundentes, y a la vez, de las más elegantes. Demostrado está, por lo pronto, que Leonel sí tiene quien le escriba. Aunque unos lo hacen a favor, y otros en contra…

El match

Lo interesante es que en el intercambio de misiles están participando “plumas pesadas”, pero no dirigentes del PLD, por lo menos hasta el momento. El temor de algunos es que el asunto pase a otro nivel, y los peledeístas comiencen a lavar los trapos sucios en público, al estilo del PRD. Los aspirantes dicen públicamente que la estrategia no es de confrontación, pero hasta ahora solo Francisco Javier García lo ha cumplido cabalmente. Reinaldo Pared no ataca, pero los reinaldistas sí lo hacen. Y Montás no pronuncia un discurso sin lanzar sus “piropos” al ex presidente. El propio García advertía esta semana sobre las consecuencias de las descalificaciones. Es viejo el cuento del hombre que “acabó” con el perro que había adquirido, porque no tenía las dotes que le habían dicho. Alguien le advirtió que si seguía hablando así, no iba a poder “revender” el perro…

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