El Programa Política de Apoyo a los Aprendizajes en los Primeros Grados del Nivel Básico en Lectura, Escritura y Matemática se desarrolló desde el 2011 al 2015, para la Zona Norte, desde la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra con el apoyo y financiamiento del Ministerio de Educación de la República Dominicana (Minerd). Esta iniciativa se insertó “en los esfuerzos para mejorar la calidad de la educación que ha realizado el Estado dominicano y su reconocimiento de que estos grados son fundamentales para promover el desarrollo integral de los niños desde sus dimensiones cognitiva, socioafectiva y psicomotriz”.
Desde este Programa, como estrategia de motivación a la lectura y la escritura, se realizó anualmente un concurso de cuentos infantiles que ha producido los libros “De mariposas y duendes” y “De arcoíris y más”. En este mes estamos poniendo a circular el último libro de la serie con el título “De lunas mágicas y otros cuentos”.
Cada uno de estos libros recoge los cuentos ganadores, 62 para este último, de más de 1,000 cuentos recibidos. Para la producción de los cuentos, los niños reciben orientación de sus docentes, y deben seguir unos criterios que previamente han sido socializados en los centros educativos participantes. Los cuentos ganadores son seleccionados por un jurado de especialistas que convoca el Programa para tales fines.
Esta edición “De lunas mágicas y otros cuentos”, que contiene desde pizarras voladoras, diálogos azucarados, lunas viajeras, mariposas y estrellas bailarinas, hasta caracoles pianistas, lleva al lector por un mundo, a través de palabras e ilustraciones, de magia y fantasía que nos permite apreciar y maravillarnos de lo que la niñez dominicana, aún vulnerable y muchas veces desesperanzada, puede lograr cuando tiene oportunidades retadoras de aprendizaje.
Muy acertada la prologuista del libro, profesora Rafaela Carrasco, cuando dice que estas producciones demuestran una vez más que es posible recuperar el valor de la lectura y la escritura desde las prácticas escolarizadas, y que es posible erradicar del aula prácticas desnaturalizadoras que relegan la lectura y la escritura a habilidades mecánicas como la copia o el descifrado, las cuales solo contribuyen, como afirmó García Márquez “a asustar a los niños”. Ojalá que este trabajo pueda ser replicado a nivel nacional, y muchos más niños dominicanos sean inspirados a producir y a crear, porque además de que cultivan la cultura propia y de sus familias, enriquecen el acervo de la literatura infantil dominicana.
