El maravilloso mundo de Disney World

Orlando, Florida.- Cuando uno entra a las instalaciones de Walt Disney World de esta ciudad se da cuenta que detrás de todo este mundo de alegría, de juegos diversos y de muchísima diversión para niños y adultos, hay una inmensa…

Orlando, Florida.- Cuando uno entra a las instalaciones de Walt Disney World de esta ciudad se da cuenta que detrás de todo este mundo de alegría, de juegos diversos y de muchísima diversión para niños y adultos, hay una inmensa estructura económica y humana que le da apoyo a esta idea de un precursor llamado Walt Disney. Ese modesto dibujante que nació en Chicago, pero se desarrolló en Kansas City, desde siempre tuvo un sueño: convertir los comics o muñequitos en algo de trascendencia en el cine y la televisión y construir un gran parque de diversiones para niños y adultos.

Después de muchos sinsabores y fracasos, lo logró, aunque no pudo verlo completo, pues murió de cáncer en 1966. Hoy día la empresa Walt Disney Company es el emporio de comunicación y diversión  más grande del mundo, maneja 18 parques de atracciones, 39 hoteles, ocho estudios cinematográficos, 11 canales de televisión por cable y una gran cadena nacional en los Estados Unidos. Tiene unos 200 mil empleados y de acuerdo al informe fiscal del 2010, maneja ingresos anuales por 38 mil millones de dólares, casi dos terceras partes del producto bruto interno de la República Dominicana. Esto significa que ese grupo empresarial recibe ingresos mensuales de 3,166 millones de dólares, 105 millones diarios, 1.7 millones cada minuto y si lo computamos por segundo estamos hablando de que Disney recibe 29 mil dólares, esto es, más de 1 millón 800 mil pesos dominicanos, cada segundo.

Sólo Walt Disney World de Orlando, Florida, recibe de manera anual la visita de más de 46 millones de personas. Algo realmente impresionante, pero que se explica por la estrategia que han desarrollado los manejadores de esos centros de diversiones. Y es que no es para menos. El mundo de Disney World es una verdadera maravilla para la familia completa, no sólo para los niños. Y creo que ahí es que está la clave del enorme éxito de este gran emporio de diversión y en especial de sus 18 parques de atracciones diseminados en todo el mundo. En Disney los adultos disfrutamos muchas veces mucho más que los niños y, como es lógico entender, los adultos consumimos y gastamos por nosotros, nuestras familias y nuestros hijos.

Esa bella experiencia de diversión en Disney la acabo de vivir esta semana junto con mi primera nieta Ianna Amelie, mi hija Amelia y su esposo Indalo y mi sobrina Indabel, mi hija Cheizi y su novio Chris (quienes vinieron de Australia, donde residen), mi esposa Zinayda y mi suegra doña Lidia. Vivimos juntos un momento de gran alegría y de gran unidad familiar. Disney nos garantizó eso que, de verdad, no tiene precio.

A mí, personalmente, siempre me ha gustado Disney World y he sido un gran admirador de Waltt Disney por su espíritu emprendedor y su visión de futuro. Pero en esta ocasión encontré la explicación bíblica de por qué soy tan admirador de ese centro de diversiones para niños. Y es que Jesús dice en Mateo, capítulo18, versículo 3 que para entrar al reino de los cielos “hay que ser como niños”. ¡Y yo quiero y voy a entrar al reino de los cielos!

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