Misterios por descifrar

Una sola pieza puede cambiar el rumbo de la historia. Ese es Al Horford, cuya decisión de si jugará o no con el equipo nacional en el Premundial de baloncesto es hoy una de las interrogantes más grandes del deporte local.

Una sola pieza puede cambiar el rumbo de la historia. Ese es Al Horford, cuya decisión de si jugará o no con el equipo nacional en el Premundial de baloncesto es hoy una de las interrogantes más grandes del deporte local.Sin pretender ser ave de mal agüero, y por supuesto, estaría muy feliz de equivocarme, pero todas las señales que se han dado me dicen que Horford no estará esta vez.

El NBA de los Hawks de Atlanta ha jugado cuatro veces para el país (2008, 2009, 2011 y 2012) y en ninguna de esas ocasiones había dejado dudas acerca de su participación con la escuadra tricolor como sucede en estos momentos.

Ni siquiera cuando jugó apenas once partidos en la temporada regular 2011-12 en la NBA tras pasar por el rigor de una lesión y posterior operación en un músculo pectoral había existido tanto misterio en relación con su integración.

Muy a pesar de eso, que para mí es un enorme parámetro, nunca hubo tanta duda. Aún así jugó dos eventos seguidos.

Hoy los responsables de nuestra selección de baloncesto esperan por Horford y es obvio que no se aventurarán en anunciar al jugador nacionalizado hasta tanto no haya decisión con este NBA.

Horford entra en una etapa crucial en Atlanta, organización con la que aparentemente tiene fuertes compromisos, amén de que contrató un nuevo dirigente que, me imagino, quiere cuidar a su mejor jugador.

No critico a Horford, todo lo contrario, apoyo cualquier decisión que tome, porque es un tipo que con todo y su elevado nivel en la NBA siempre ha dado el sí. El hecho de recordarlo jugando en las “canchitas” Chetumal y Cancún (México) en 2008 me recuerda que estamos en deuda con él.

Es obvio que una eventual salida de Al entraría aún más a Charlie Villanueva en los planes del equipo. Con este NBA hay que hacer un trabajo fino a los fines de tratar de hacer que sus heridas sanen después que el año pasado fue dejado fuera de la tropa criolla por no contar con la forma física adecuada, según el cuerpo técnico que encabezó el dirigente John Calipari.

Los teléfonos empezarán a sonar. El tiempo apremia.

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