El Papa Francisco y la política

El papa Francisco, con agradable frecuencia, nos impacta con sus reflexiones. Sin dudas, lo que ha expresado significa mucho para el futuro de la Iglesia católica en términos teológicos, sociales y conductuales. Sabe lo que debe hacer y decir para&#823

El papa Francisco, con agradable frecuencia, nos impacta con sus reflexiones. Sin dudas, lo que ha expresado significa mucho para el futuro de la Iglesia católica en términos teológicos, sociales y conductuales. Sabe lo que debe hacer y decir para que la institución que dirige avance, se adapte a los nuevos tiempos y supere en gran medida sus debilidades. Es un obispo de Roma que ríe y llora, que es compasivo y enérgico cuando es necesario, que es claro cuando habla, que no tiene ínfulas de grandeza.

También conoce al ser humano, con sus luces y sombras; y entiende al mundo, con sus complejidades políticas e ideológicas.

Este ser excepcional, en poco tiempo, se ha ganado los corazones de los católicos y el respeto y la admiración de gran parte de los pobladores de la Tierra.

Esta semana, nueva vez, nos alimenta con sus palabras, dirigidas esencialmente a los políticos y a la actitud de la ciudadanía frente a los primeros. De igual manera motiva a los cristianos a participar en la política. Les presento algunas de sus exhortaciones.

“¡No se puede gobernar sin amor al pueblo y sin humildad! Y cada hombre, cada mujer que debe tomar posesión de un servicio público, debe hacerse estas dos preguntas: ‘¿Amo yo a mi pueblo, para servirle mejor? ¿Soy humilde y escucho a los otros, los diferentes puntos de vista, para elegir el mejor camino?’. Si no se hacen estas preguntas, su gobierno no va a ser bueno. El gobernante, hombre o mujer, que ama a su pueblo es un hombre y una mujer humilde”.

“Ninguno de nosotros puede decir: ‘Pero yo no tengo nada que ver con esto, ellos son los que gobiernan…’. No, no, yo soy responsable de su gobierno y tengo que hacer lo mejor para que gobiernen bien y debo hacer lo mejor por participar en la política como pueda”.

“La política -dice la Doctrina Social de la Iglesia- es una de las formas más elevadas de la caridad, ya que es servir el bien común. Yo no puedo lavarme las manos, ¿eh? ¡Todos tenemos que dar algo!”. 

“Y si tantas veces hemos oído: ‘un buen católico no debe inmiscuirse en la política’ esto no es cierto, esa no es una buena vía”.

“Demos lo mejor de nosotros mismos, ideas, sugerencias, lo mejor; pero sobre todo lo mejor es la oración. Oremos por los gobernantes, para que gobiernen bien, para que lleven a nuestro país, a nuestra nación hacia adelante y también al mundo, que haya paz y bien común”.

Ojalá estos mensajes lleguen a gobernantes y gobernados. Son una invitación a servir desde el poder y a ser activos en esa noble tarea.

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