Partes del cuerpo humano… dominicano (1)

Entre el caudal de elementos criollos, sobre todo términos y acepciones, se destaca la manera popular del dominicano referirse a las partes que componen su cuerpo. Pudiera ser de origen externo pero lo hemos absorbido como propios y por…

Entre el caudal de elementos criollos, sobre todo términos y acepciones, se destaca la manera popular del dominicano referirse a las partes que componen su cuerpo.

Pudiera ser de origen externo pero lo hemos absorbido como propios y por tanto de uso común. Es en esencia el acervo cultural que nos identifica y que permite que todos sepamos qué se refiere.

Con una expresión.  En edad temprana se le enseña a la criatura, a definir las zonas y partes que componen su cuerpo, elementos que va descubriendo al tiempo que lo asocia con vocablos que le son inducidos por los mayores que conforman su entorno.

El cráneo en nuestro decir es: el caco, la “mamerria” o la “mamuana”, si es de tamaño mayor; en la cabecita del bebé  se ubica “la mollerita”, científicamente denominada fontanela anterior, espacio entre el hueso frontal y los parietales;  a los propios parietales se le dice “la sien”; a la masa encefálica: lo seso; a la mandíbula: Quijá;  al cuello le decimos: pecuezo o cocote y a la Nuez de Adán:  la tingola, galillo o gañote y hace tiempo “el tragapán”; solo la nariz destacada tiene apodo: ñata y antes “nariz de frononó”, haciendo referencia a una fruta tropical del mismo nombre, que nadie identifica.

Los labios, dependiendo de su volumen carnoso son: bemba, chemba, jocico, jeta; Buche es la forma de denominar los cachetes o mejillas. Al bigote se le llama: “lo boso” aunque el término se refiere al vello fino y suave de los jóvenes, antes de salir el pelo duro final del adulto formado. Las axilas son: “lo sobaco”. A los dientes emergentes se les dice: jachas y a los cordales: muela del juicio. Al cabello: greña, moño, pajón y al pelo púbico: “el moñoñón”. La “soreja” no tienen sinónimos identificados y conservan su denominación vulgar. 

A los bíceps los denominamos: molleros, más aun, si ejercitados. A la clavícula se le llama en ocasiones: la percha y a los espacios huecos destacados en las flaquitas: jaboneras. A los senos: tetas y de varones, tetillas. Las costillas se denominan: “la cajerpecho” y “er pecho”, mayormente a los pulmones; el abdomen puede ser: panza, biyoya, la ñoña e internamente: mondongo, “las tripas”, “lo intetino”; y chichos, al exceso de grasa que desborda la cintura, que “brotan” cuando se usa un pantalón “apretao”.

A la grasa en exceso también se le denomina: “la manteca” y a la piel: pellejo. El coxis recibe varias denominaciones: la rabandola, el pichirrí (similar al de los pollos), “el guesito e’la sopa”, “el guesito’el guto”. Algunas personas llaman “bacinete” a la pelvis y a la parte superior de los muslos, parte que en criollo pierde las eses y se asemeja al equino: mulo. El dedo menor es el “miñique”, alterando el castizo meñique. La espinilla se denomina “canilla” y el músculo gastrocnemio o gemelos (como lo definen “lo dotore”), de la parte superficial de la pantorrilla, lo llamamos “la batata”. l

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