El partido de la proclama

Vencer esta noche al poderoso combinado de los Estados Unidos no le concede el título a la República Dominicana, pero bien podría ser el despegue final hasta la corona.

Vencer esta noche al poderoso combinado de los Estados Unidos no le concede el título a la República Dominicana, pero bien podría ser el despegue final hasta la corona.Uno de esos triunfos que insuflaría los ánimos hasta llevarlos al nivel de invencibles.

Esta selección que nos representa en el exigente y complicado torneo cuenta con un entusiasmo increíble. El talento abunda como el café por el sur del país o como los clamores por todo el mundo. De eso no hay duda.

También había en 2009, cuando una inspirada representación de Países Bajos asestó un duro golpe al orgullo dominicano con una victoria que hasta el momento es una mancha que solo se borra con una satisfacción tres veces mayor que la humillación. En el consenso, Estados Unidos es favorito. A pesar de que el invicto está del lado dominicano, lo que se percibe es que nadie puede en estos momentos con la tropa de Joe Torre.

Tony Peña, que se las sabe todas más las que vienen, dijo ayer en la conferencia de prensa que Estados Unidos es el mejor equipo. Conociendo a Peña y una tendencia muy dominicana eso es simplemente quitarle presión a su equipo. No sé si Torre la absorberá, pero asumo esa es la intención de Tony.

La manera en que el grupo se ha contagiado con la chispa de Josè Reyes y la calidad indiscutida de Robinson Canò no se cuantifica fácilmente. Hay conciencia en el grupo. Veteranos como Fernando Rodney, Edwin Encarnación, Nelson Cruz, Santiago Casilla y Miguel Tejada, entre otros, dan el mejor de los ejemplos. Se ha jugado duro y se ha estado en forma para dar el mejor ejemplo en el terreno de juego. El resultado es un robusto 4-0. No se puede pedir más.

No hay temor en sus rostros. Hablan sin  importar el rival. Saben lo que tienen en sus manos sin olvidarse de millones de dominicanos que anhelan una corona para ubicarse en la cima del mundo.

Es un partido que ofrece más que medidas. Es un choque que concede derechos y cuyo ganador se sentirá mucho más motivado para demoler todo a su paso en los siguientes partidos.

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