El próximo viernes 16 de agosto se cumple el primer aniversario del gobierno encabezado por el presidente Danilo Medina. En este primer año Danilo ha logrado mostrar una forma diferente de gobernar y ha superado las expectativas de las población frente a su gobierno. Desde mi punto de vista lo más trascendente de este primer año es precisamente que se ha instaurado una forma diferente de ejercer el poder, una manera más sencilla y humilde, más cerca de la gente y de sus problemas, un estilo presidencial solidario y humano.
Danilo ha cambiado el criterio de gobernar. Ha humanizado la condición de presidente y ha hecho de esa condición un ejercicio de humildad y de solidaridad sin límites. Por encima de sus grandes logros como dar el 4% a la educación, haber logrado renegociar el contrato de la Barrick Gold, desarrollar un plan de alfabetización que ya ha alfabetizado y a ha incluido a más de 300 mil dominicanos, apoyar con más de 10 mil millones a las pymes y con préstamos solidarios a más de 30 mil personas, haber relanzado el campo y el sector agropecuario dádole un apoyo de más de 16 mil millones de pesos, haber democratizado las construcciones gubernamentales y haber impulsado cientos de obras importantes para las comunidades sin descuidar las grandes obras prioritarias, Danilo ha logrado que la gente retomara la esperanza de que es posible avanzar y desarrollar el país enfrentando con eficacia la pobreza, creando miles de empleos para hacer que las grandes mayorías disfruten de una mejor vida y de un mayor bienestar.
Sin embargo, la grandeza de este primer año de gobierno de Danilo está en los pequeños detalles de un gobernante que dice mucho sin hablar. Un presidente que en vez de estar descansando los fines de semana en su casa con su familia, prefiere visitar cada sábado y cada domingo alguna comunidad lejana del país para llevar ayuda económica a un sector necesitado, para estimular a los sectores marginados de los pueblos a que se eduquen y se alfabeticen, que comparte con ellos con sencillez y humildad, comiéndose un locrio de tilapia o un moro de guandules, saltando un charco para llegar a la zona de los pobres o llamando por teléfono a un ingeniero que estaba atrasado en la construcción de una escuela que debe estar lista para el inicio del año escolar. Esos pequeños detalles es que hacen grande y trascendente la presidencia de Danilo. Y él no lo hace ni por figureo ni por propaganda política. Danilo siempre ha sido así y la presidencia no lo ha cambiado ni lo va a cambiar. El es un líder que se parece a su gente, que se preocupa por su pueblo y que sabe correr la misma suerte de quienes confían en que él hará un gobierno histórico. Danilo se crece como presidente porque sus hechos hablan por él. Tiene firmeza, convicción y una amplia visión de lo que quiere para su pueblo. Por eso, no es casual que en los actuales momentos la popularidad de Danilo como presidente esté en 90%, es decir 9 de cada 10 dominicanos valoran positivamente las ejecutorias de él como primer mandatario de la nación. Y a pesar de eso, él mantiene siempre su humildad y su sencillez. Esa es su grandeza en este primer año.
