En el año 2,000 inició una de las actividades más importantes de mi vida social y diplomática. He sido honrado en innumerables ocasiones para recibir a su Alteza Real Felipe de Borbón, Príncipe de Asturias, en sus visitas y escalas que realiza en la República Dominicana.
He tenido la suerte de ver, apreciar el desarrollo y madurez de la personalidad del Príncipe de Asturias. Su Alteza es una persona amable, cortés, conservadora y de una sencillez increíble, por encima de lo que pueda pensarse sobre una persona de dimensión mundial. Los valores, principios y prudencias por los que vive, son la fortaleza de su próximo reinado.
Pienso en lo más profundo de mi interior que este humilde escrito es la mejor forma de expresar mis sentimientos y agradecimiento por el trato recibido de su Alteza Real y de sus colaboradores, que lo han acompañado en sus viajes.
