Proyecto piloto de alcaparra ha sido rentable

 El proyecto piloto de producción de alcaparra iniciado hace más de un año en Cabeza de Toro ha sido exitoso en términos de rentabilidad y la proyección que presenta. Del proyecto, propiedad de Manuel Rodríguez Lora, médico cirujano…

 El proyecto piloto de producción de alcaparra iniciado hace más de un año en Cabeza de Toro ha sido exitoso en términos de rentabilidad y la proyección que presenta.

Del proyecto, propiedad de Manuel Rodríguez Lora, médico cirujano de profesión en retiro, ya se está comercializando el equivalente a seis quintales/semana en diversas empresas del Cibao y Villa Altagracia. El producto es envasado en frascos en Moca.

A Rodríguez Lora le surgió la idea de embarcarse en la siembra hace años, viendo la literatura y el comportamiento del citado arbusto en otros países.

De alcaparra hay una gran demanda en Brasil, Venezuela, Puerto Rico y en otras naciones y eso pudiera ser aprovechado por el país, si se logra que el cultivo se genere a gran escala en el futuro.

La variedad de alcaparra que cultiva Rodríguez Lora  en menos de 30 tareas es la AR-1, procedente del norte de Argentina, donde está ubicada la empresa Orígenes, que es la creadora y con quien el productor está asociado.

Es justamente a través de Orígenes que diversas naciones han dejado ver el interés en adquirir alcaparra dominicana. Sin embargo, en el país no  ha sido posible llevar a otros lugares un proyecto similar al que tiene el médico cirujano en Cabeza de Toro, a pesar de que hay terrenos idóneos para eso y mucha gente interesada en involucrarse en ese cultivo no tradicional.

De hecho, hace poco se creó la Asociación Dominicana de Productores de Alcaparra, con asiento en Moca, aunque se reúne en Cabeza de Toro (donde está la única siembra existente a nivel nacional) y también se organizó un grupo de 100 productores en Neiba que están cumpliendo con los requisitos que ha exigido el presidente Danilo Medina para apoyar la actividad agrícola.

El primero de esos requisitos es estar organizado formalmente. También hay entusiasmo en Azua, Barahona y Galván, en el Sur. A Rodríguez Lora los “numeritos” le han cuadrado. Quizás por eso se siente con la autoridad para asegurar que “si el país logra que 300 personas cultiven alcaparra, entonces el sector productivo estará en capacidad de decirle a cualquier autoridad que el asunto va a caminar bien. “Aquí en Monte Cristi y en otras zonas del país hay tierras ociosas que pueden destinarse para esto, que es bien rentable”, indica.

La alcaparra no requiere agua mientras se cultiva, le hace bien que haya entre 12 y 14 horas de luz y que las temperaturas sean altas. Terrenos áridos como los del sur y los mismos de Monte Cristi son propios para cosecharla.

Es un arbusto de aproximadamente 1.20 metros, que llega a su adultez a los cinco años, pero a partir de los 30 o 45 días de sembrado genera sus primeras alcaparras. La alcaparra es el capullo floral del arbusto.

Una vez la flor se abre echa la fruta y pasa a denominarse alcaparrón, que también tiene un importante mercado, tanto internamente como en el extranjero. Mucha gente suele consumirla como picadera mientras “se da algunos traguitos”, por ejemplo.

Atractivo para el Presidente
La idea de cuajar un importante proyecto (más allá del éxito que tiene Manuel Rodríguez), que reúna a más productores viene de hace un año, pero concretamente, el avance ha estado por debajo de las expectativas creadas.

El proyecto sobre las alcaparras fue conocido hace más de un año por el presidente Danilo Medina (20 de enero de 2013), cuando visitó la Cooperativa Zafarraya en Moca. Ese día el mandatario mostró alto interés en el tema, pero a la fecha no hay ninguna otra “réplica” de esa iniciativa agrícola. En el Noroeste, campesinos que tienen pequeños predios disponibles se preguntan qué ha pasado.

El director del Fondo Especial para el Desarrollo Agropecuario (FEDA), Antonio López, consultado por elCaribe, dijo que el actual proyecto de alcaparra es bien valorado por esa institución y por el Gobierno en su conjunto.

Producir alcaparra, una vez realizada la siembra, no implica grandes costos, especialmente, si se trabaja de manera orgánica como lo hace Rodríguez Lora.

“A veces, muy pocas veces, o casi nunca, se asoman algunos gusanitos, pero las gallinas y las garzas se encargan de ellas. Es decir, que aquí no se requiere el uso de insecticida ni nada de eso”, expone.

La vida de una planta de alcaparra oscila entre los 50 y 80 años, se poda dos veces al año, cuando hay época lluviosa. A la cuarta semana de la poda está de nuevo a toda capacidad. Rodríguez Lora comercializa alcaparra en Moca, en Santiago, La Vega, en Villa Altagracia y pronto el producto estará disponible en Puerto Plata. La alcaparra local se vende a casi la mitad del precio de la importada, asegura el productor.

Al alcance de los pobres y tiene usos diversos

La alcaparra, luego de procesada y tratada, se usa básicamente para la cocina, aunque tiene algunas cualidades medicinales. Es decir, que sus principales destinos de consumo son la gastronomía, la industria conservera y la industria farmacéutica, por las propiedades diuréticas, antirreumáticas, antiartríticas, para las vías digestivas, la circulación y el corazón, de acuerdo a estudios científicos.

Es excelente para picaderas. Puede combinarse con carnes y vinos. También se usa para cosméticos, porque de ellas se obtiene un aceite. Según José F. López  (socio en el proyecto) y Manuel Rodríguez Lora, es posible que a finales de 2014 o inicios de 2015 se instale un laboratorio de multiplicación de plantas in vitro de alcaparra.

Sin embargo, para que los proyectos que se tienen previsto puedan iniciar lo más rápido posible habría que traer las plantas que ya están (de las cuales hay disponibles un millón en Argentina). Las que se multiplicarán durarían dos años para estar disponibles. Organizados ya los productores de Guayubín, en la Línea Noroeste, y dado el interés de otras comunidades del Sur del país, se espera que el Gobierno agilice los financiamientos para que los proyectos “cuajen”. Uno de los requisitos para que el FEDA preste es, básicamente, que los solicitantes estén organizados.

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