Rehabilitar los agresores

La generalidad de las personas que dan seguimiento a la violencia contra las mujeres, centran la atención en las víctimas, las asesinadas,…

La generalidad de las personas que dan seguimiento a la violencia contra las mujeres, centran la atención en las víctimas, las asesinadas, las que sufren agresiones físicas, como mutilaciones, torturas de todo tipo y agresión sexual.

También estudian el impacto en la familia, las secuelas en los hijos y en el entorno social.

Y los remedios buscan liberar a las mujeres que por sus limitaciones económicas, sociales o de formación, sufren los abusos de los hombres.

Pero ¿qué programas están enfocados en los hombres, a curar a los enfermos, a los trastornados, a los violentos que abusan de sus compañeras o relacionadas? Las estrategias enfatizan en la protección de las mujeres que caen en las redes de los violentos, pero ¿qué hacer con ellos?

Las familias, todos lo decimos, tienen mucha responsabilidad en la educación de los hijos, y especialmente a los hijos varones, en la cultura de la paz, con ejemplos de vida, mediante la práctica del amor, la tolerancia y el respeto recíproco entre los padres.

La educación formal y los programas de orientación de ciudadanía, deberían enfocarse tempranamente en prevenir las tendencias violentas de los varones respecto a las hembras. Ya en ejercicio pleno de sus facultades, adultos, la sociedad y las instituciones públicas, deberían impulsar programas orientados a prevenir la violencia masculina contra las mujeres y los menores, de ambos sexos.

Es incomprensible que ante la creciente violencia de los hombres contra las mujeres, sólo haya un centro para la rehabilitación de los hombres agresores.

En vez de mandar a las mujeres a querellarse, a vencer todos los obstáculos que el sistema judicial ha tendido contra ellas, quizás tenga sentido tratar de reeducar a los abusadores, a los persecutores, a los opresores, a los malvados, a los asesinos en potencia que abusan y golpean a sus compañeras.

Claro, es fundamental insistir en proteger y orientar a las mujeres, pero hay que trabajar el mayor foco de generación de violencia, el hombre desequilibrado.

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