El relajo que sea en orden

En pleno 2013 la gente habla de juegos arreglados en la NBA como si estuviéramos en 1919, justamente cuando se dio uno de los capítulos más celebres en ese sentido con los Medias Negras de Chicago en las Grandes Ligas.Muchas personas…

En pleno 2013 la gente habla de juegos arreglados en la NBA como si estuviéramos en 1919, justamente cuando se dio uno de los capítulos más celebres en ese sentido con los Medias Negras de Chicago en las Grandes Ligas.

Muchas personas han externado que esta Final de la NBA está arreglada y que la mano de la “Cosa Nostra” estadounidense se ha dejado sentir en la serie que disputan los Spurs de San Antonio y los Heat de Miami.

Ha sido una serie un tanto rara, sí, es cierto, pero de aquí a pensar en mafia hay un largo trecho. La NBA, salvo el capítulo del árbitro apostador Tim Donaghy, se ha mantenido limpia de esa plaga.

La primera pregunta que me llega a la mente cuando la gente habla de mafia es: ¿cómo rayos se arregla un partido de la NBA sin que sus principales actores, los jugadores, lo sepan? ¿O es que dentro de esta teoría de la conspiración están ellos incluidos? Sería un riesgo muy grande confiar semejante interés a 24 jugadores o, en su defecto, a tres árbitros, si recordamos la frase de Benjamin Franklin que reza: “Tres personas pueden guardar un secreto si dos de ellas están muertas”.

Tarde o temprano todo se sabe. No hay crimen perfecto, todos debemos saber eso.

Para mí, la rareza de esta Final radica en los ajustes que ambos dirigentes han hecho en los propios partidos y en los días de descanso, además de los errores en lo que se ha incurrido desde las dos parcelas. Por ejemplo, y como bien me apuntó ayer mi compañero Yancen Pujols, cuando en el quinto choque LeBron James se quiso postear, Gregg Popovich respondió con Boris Diaw para defenderlo.

Pero Erick Spoelstra también ha hecho lo suyo con Tony Parker, a quien, después de ser héroe en el primer partido, se ha visto limitado tras el segundo match desde que comenzó a cerrarle la defensa para anular sus penetraciones.

A LeBron le daban los disparos de tres y de media distancia en los juegos 2 y 3, pero a partir del cuarto y quinto ya no lo hacen, especialmente desde que empezó a meter el balón en el cuarto encuentro.

La serie ha sido (técnicamente) rara, pero no para llegar a tanto.

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