BRASILIA (AP) — La presidenta Dilma Rousseff visitará la próxima semana Cuba y Haití, en una gira marcada por la cooperación con dos grandes receptores de ayuda brasileña.
La visita también busca explorar opciones económicas para empresas brasileñas en Cuba, donde el país suramericano financia la ampliación y modernización del Puerto de Mariel.
Rousseff tiene previsto trasladarse a Cuba el lunes en horas de la tarde desde el estado nororiental de Bahia, y el martes tendrá un encuentro con su colega, el presidente Raúl Castro, informó la presidencia brasileña.
El mismo martes visitará el Puerto de Mariel, donde Brasil apoya su transformación en una área de desarrollo integral, con un financiamiento de 80 millones de dólares. También existe la posibilidad de que se encuentre con el ex presidente Fidel Castro.
El miércoles se trasladará a Haití, donde se encontrará con el presidente Michel Martelly.
Pese a las buenas relaciones con ambos países, la visita de Rousseff está rodeada de elementos de controversia. En el caso de Cuba, Brasil concedió esta semana visa a la bloguera opositora Yoani Sánchez, quien ha intentado salir de la isla en varias ocasiones sin obtener permiso de las autoridades.
En el caso de Haití, el país suramericano admitió a 4.000 haitianos que ingresaron ilegalmente a Brasil, pero decidió impedir nuevas entradas sin documentos a cambio de una política de concesión de 100 visas de trabajo por mes, las cuales serían otorgadas en la embajada brasileña en Puerto Príncipe.
No obstante, el analista de asuntos internacionales Virgilio Arraes consideró que la decisión de otorgarle visa a la bloguera Sánchez posiblemente fue negociado con las autoridades cubanas.
«Dilma (Rousseff) no hubiera concedido esa visa sin discutirlo antes con los cubanos, eso podría ser visto como una provocación antes de su visita», comentó Arraes, profesor de la Universidad de Brasilia, a Associated Press.
A su juicio, la visita de Rousseff a Cuba reviste importancia simbólica porque durante la dictadura militar en Brasil (1964-1985), Cuba acogió a numerosos exiliados brasileños, algunos de los cuales han llegado a ocupar altos cargos en el gobierno y en el oficialista Partido de los Trabajadores, de la presidenta y su antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva.
Adicionalmente, Arraes consideró que Brasil tiene interés en una relación cercana con Cuba por la perspectiva de una mayor apertura en su economía que podría ofrecer oportunidades de inversión y comercio a empresas brasileñas.
En Haití, Brasil tiene una presencia de cooperación desde 2004 y actualmente encabeza la Misión de Paz y Estabilización de la ONU, con 2.000 efectivos militares y policiales.
A juicio de Arraes, Brasil tiene un compromiso moral con Haití dado que ha tenido una permanencia prolongada en el país sin que mejore la situación del país caribeño, en gran parte debido a la devastación provocada por el terremoto de 2010, que dejó unos 200.000 muertos.
«Brasil es un país que quiere tener un papel relevante en el escenario internacional, y si abandona Haití en las circunstancias que se encuentra actualmente va a dejar una imagen negativa», consideró el analista político.
Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores, Antonio Patriota, admitió que el tema migratorio formará parte de las discusiones de Rousseff con el presidente haitiano Martelly.
«Creo que el tema de la inmigración está bastante bien tratado con la nueva política de apertura a haitianos que quieran trabajar aquí (Brasil). Serán 1.200 visas por año», recordó Patriota el martes en una conversación con periodistas.
