Sombras del sistema escolar

Hemos escrito varios artículos valorando las inversiones gubernamentales en el sector educación en infraestructuras, equipamiento de centros, modalidad de tanda extendida, ajuste a los salarios del personal docente, así como en actualización curricula

Hemos escrito varios artículos valorando las inversiones gubernamentales en el sector educación en infraestructuras, equipamiento de centros, modalidad de tanda extendida, ajuste a los salarios del personal docente, así como en actualización curricular, formación del magisterio, programas dirigidos a la mejora de los aprendizajes de los primeros grados, y más recientemente, programas de acompañamiento integral a las escuelas, con miras a impactar su calidad. Por otro lado, es una responsabilidad ciudadana y profesional -que no voy a dejar de aprovechar- divulgar los temas que siguen pendientes, y que de no resolverse satisfactoriamente, se convertirán en un escollo para el logro de los objetivos educativos de la República Dominicana.

El sistema continúa politizado, no es una información novedosa, y es obvio que esa situación tiene fuertes implicaciones para el tema de calidad. La inserción, la movilidad, la permanencia de docentes y directivos no están aún reguladas por un sistema de evaluación de competencias y consecuencias, y más de las veces que deseamos, el partidismo político y gremialista, se impone en las decisiones para seleccionar los recursos humanos de las escuelas dominicanas. Adicional a eso, percibimos el aumento de la nómina de algunos centros escolares, con un personal de apoyo de cuestionables competencias (porteros, policías escolares, conserjes, secretarias). El fenómeno parece vincularse al clientelismo político que permea nuestras instituciones públicas con miras a la contienda electoral nacional que se avecina.

Muchas de esas personas sólo cuentan con el mérito de ser activistas políticos en su comunidad o ser relacionadas de un aspirante a un cargo determinado. El ausentismo en su lugar de trabajo, sus pobres habilidades para el puesto asignado, su poca identificación con la tarea educativa, sus conductas agresivas están afectando el clima escolar, generando violencia y limitando las aspiraciones de una nueva escuela dominicana. Diversos estudios evidencian y puntualizan el impacto de la violencia en el aprendizaje de los niños.

Si a eso sumamos, la violencia intrafamiliar y la violencia social de nuestros barrios, estamos ante un problema importante. Irónicamente, algunos de esos nombramientos se han dado en centros educativos donde tenemos constancia del déficit de maestros en áreas específicas. En ciertos casos, los recién nombrados se atreven a “cabildear” un puesto de docente, porque “total, yo tengo un octavo curso”.
¡Cuidemos la escuela! l

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