El teniente Amado (2 de 2)

La estrategia de dirección que se eligió es la llamada de “continuidad intensificada” que es lo que se acostumbra hoy en el cine comercial. En esa, se identifican 4 tácticas: 1) montaje rápido; 2) extremos bipolares de distancia focal; 3)…

La estrategia de dirección que se eligió es la llamada de “continuidad intensificada” que es lo que se acostumbra hoy en el cine comercial. En esa, se identifican 4 tácticas: 1) montaje rápido; 2) extremos bipolares de distancia focal; 3) prevalencia de planos próximos con encuadres cerrados en escenas de muchos diálogos; y 4) movimientos indiscriminados de la cámara.  El director tal parece que lo aprendió en un manual, pero se olvidó de aplicar el 2, el 3 y el 4.
Cuando alguien dice “me gustó la película” es porque el montaje le absorbió. Ese tipo de montajes es usado en los filmes de acción, y en ese sentido es apropiado que se diga que es un filme de ‘acción”, aunque “menos que mediocre” como me dijera un connotado maestro del cine que la vio, de visita en el país. Esas tácticas son muy usadas porque esconden deficiencias de directores que no saben cómo montar escenas de acción, y ese fue el caso del momento en que Trujillo es emboscado. Ese episodio del 30 de mayo de 1961 es único en el mundo. Ocurrió así a sugerencias de los ingenieros civiles Huáscar Tejeda y Roberto Pastoriza, cinéfilos empedernidos de filmes de gangsters que veían en 16 mm una y otra vez, también eran experimentados cazadores, por eso estaban ahí, en el grupo de combate.

La elección de esa estrategia es desacertada por dos razones. La primera es que se trata de una tragedia histórica muy conocida, y es de personas. Segundo, que en el cine de acción prevalece la “animación” de objetos que hacen de sujetos de la historia en lugar de seres humanos: transformers, súper héroes, carros chocones, naves espaciales, etc. Tengo la impresión de que el guionista quiso contar esa historia del glorioso teniente Amado García Guerrero, oficial escolta del generalísimo… pero el excéntrico que dirigió, quiso contar una historia de acción y arrastró a todo el mundo en ese incidente desagradable y bochornoso en lo histórico y en lo estético. Ese insólito director (que debió hacer al menos 1 semestre en la Escuela de Cine de la UASD, para pulirse un poquito), eligió un elenco mexicano, de hablar mexicano, 2 actores que no saben dar 1 pasito de merengue y a un actor a quien los zapatos del héroe militar le quedaron bailando.

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