Con su llamado a las bases perredeístas para que se lancen a las calles, en “respuesta política” a su expulsión del PRD por indisciplina, el presidente Hipólito Mejía se evidencia como uno de los políticos del patio que tiró el ancla en épocas felizmente superadas. Es decir, que está actuando fuera de tiempo, como si viviera en el pasado, cuando a la persecución represiva y arbitraria, lo correcto –entendían los líderes de entonces- era responder con acciones de masas, que eran verdaderas demostraciones de fuerza y liderazgo, algo que dudo mucho pueda hacerse ahora, cuando son otras las circunstancias, los motivos y los intereses que están en juego. Es más, poner en práctica una ¿estrategia? de movilizaciones como otro episodio de la confrontación interna perredeísta, que solo debería interesar al PRD, sería una acción riesgosa, irresponsable y provocadora, que bien podría causar –y ojalá no ocurriese así- situaciones de innecesarias confrontaciones que eventualmente degenerarían en hechos con posible conclusión de lamentable violencia, lo que la sociedad no le perdonaría a líderes de organizaciones con indudable vocación de poder y que parecen cegados por la egolatría y la sed de poder político, colocando sus intereses particulares sobre los colectivos. Ojo con eso…
Cayó Gilbert
El presunto narcotraficante Junior Minaya Javier, de apenas 21 años de edad y más conocido en el bajo mundo de Santo Domingo Oeste como Gilbert, quien –desafiante- había proclamado que no se entregaría a las autoridades que lo reclamaban por varios asesinatos y otros delitos, cayó abatido ayer tarde en un enfrentamiento a tiros con la Policía en el kilómetro 22 de la autopista Duarte, culminando así una historia de correrías delincuenciales que lo llevaron a concluir su vida como vivió: en medio de una vorágine de violencia. Accidentada existencia que jamás debe servir de ejemplo a la juventud…
