Si el volumen de demandas, apelaciones, impugnaciones que maneja la Junta Central Electoral (JCE) y que suman unos 250 casos, son solo en un periodo preelectoral y que atañe a temas interior de los partidos y sus luchas a lo internas, qué se espera que ocurra cuando las decisiones abarquen la elección de los miles de cargos que estarán en juego en febrero próximo y que una raya mal hecha o colocada pueda afectar un voto que luego se determinó que decidió un resultado. Lo de ahora es un ensayo, un jueguito de niños en comparación con lo que se vislumbra vendrá. Fácilmente los órganos electorales pudieran estar fallando casos en el tiempo de montar las presidenciales y legislativas de mayo.

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