Las esquinas de calles y avenidas del Gran Santo Domingo en las que hay instalados semáforos parecen puntos de competencias entre motoristas, apostando a quien se coma primero y más rápido la luz roja. No importa la hora del día y de la noche. La infracción es constante, aunque en horario nocturno es más frecuente y osada, y la acción generalmente la cometen los motoristas que trabajan en entregas a domicilios, los que confunden la autorización para transitar durante el toque de queda con una licencia para cruzar con la luz roja. La ley de tránsito no establece excepciones de cumplimiento. Los motoristas no gozan de privilegio. Deben acogerse a la norma como todo conductor. Pero andan como chivo sin ley.

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