La pregunta es una invitación a cultivar la virtud. Todo porque predomina la idea de que el dinero lo puede todo. Por ejemplo, leí a alguien que con cierta desfachatez proponía al compañero Rufino Morales, peledeísta de San Pedro de Macoris, “cambiarte para Danilo para que cobres”. Rufino le respondió con hidalguía: “no me doblegó”.

Ese diálogo nos hizo rememorar aquello invocado por Juan Bosch ante situaciones similares: “La gratitud es flor de virtudes que sólo se da donde hay otras virtudes”. Si un empleo se obtiene, o retiene, mostrando una fingida lealtad o adhesión, eso no es flor de gratitud que se da donde hay otras virtudes. Más bien se alimenta potenciales traidores; se comercializan las ideas y se corrompe el comportamiento social.

La democracia descansa en la libertad. Imponer comportamientos donde la “gratitud no es flor de virtudes”, es lo contrapuesta a la democracia.

Este proceso político tiene nuevos componentes que están llamados a dar respuestas a situaciones que degeneran la actividad política. Muchos ciudadanos, de todos los partidos, se animan a presentarse de candidatos, a pesar de no tener el dinero que se dice necesitar. Han descubierto que el predominio de las redes sociales les ofrece los medios para llegarle, si hay mucha creatividad, a los electores.

Lo costoso en una candidatura ha sido la publicidad y pagar la promoción a los medios de comunicación. Pero se ha hecho cada vez más evidente que lograr organizarse para intervenir desde las redes sociales utilizando sus técnicas y mucha creatividad, se puede ganar desde ellas. La clave es carecer de un perfil mentiroso y de engaños. La incoherencia política resulta inaceptable. A diferencia de los que se dedicaron a hacer dinero, sin cultivar la flor de la virtud, las redes son para aquellos que se muestran más francos, transparentes, espontáneos y confiables.

Desde las redes sociales se puede ejercer a plenitud el derecho a la expresión, sin una censura o limitación económica. Los que disponen del dinero recurren a aplicaciones o medios tecnológicos para falsear, pero las mismas redes los denuncian.

Dar un empleo o quitarlo, por un apoyo político, se nos parece a aquella expresión utilizada por el profesor Bosch en procesos electorales de décadas atrás: “Si te dan cógelo y a la hora de votar, vota por lo que te diga tu corazón; porque el corazón nunca engaña a su dueño”.

Tratar de imponer una reelección conduce a imponer comportamientos fingidos. Eso no es democrático, porque limita la libertad. Pero también crea una grave situación y es afectar el comportamiento social.

Al ciudadano debe recreársele la dignidad y la grandeza; que sean capaces de dar y no buscar; en todo caso servir y no servirse. Quien busca retener el poder, violentando los límites constitucionales, generaliza una conducta política degradante.

Hacer callar otorgando un salario o quitándolo, termina fracasando porque el poder real reside en las ideas. La grandeza de un gobernante está en conocer y ejercer el poder dentro de los límites que norma la Carta Magna. La gloria de una nación se consolida cuando sus gobernantes respetan su propia grandeza y el legado histórico de su país. Presidente Medina, Ud lo sabe, creamos esta organización para cultivar la flor de la virtud; ella está en la Constitución.

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