El tema del rescate del área de bosques del país, más crítico en el resto de la isla, hace recordar a Enrique Armenteros y sus alarmas tempranas y certeras, por la degradación galopante de nuestras zonas verdes. Sus exposiciones y escritos, están llenos de preocupantes cifras que debieran provocar una revisión profunda de la forma, cómo enfrentamos una situación que pudiera provocar grave escasez de agua, en pocos años. Al igual que el camino hacia el infierno, el tema reforestación está empedrado de buenas intenciones, de loables proyectos marchitos y esfuerzos frustrados, por la desidia que nos caracteriza, ante problemas colectivos o por asuntos de interés pecuniario de algunos de poder momentáneo, pero con capacidad para provocar daños permanentes. Instituciones periódicamente realizan operativos para resembrar árboles apropiados en zonas devastadas por la mano del hombre, sin que esos esfuerzos puedan alterar, el balance negativo de pérdidas vs rescate de zonas boscosas.

La logística de llevar empleados de oficina a reforestar, es un loable esfuerzo social participativo, que resulta más cosmético que efectivo, costoso, de pocos resultados y mucho cansancio físico. Cargar una fundita de tierra loma arriba, excede las capacidades físicas de casi todos los que dedican sus esfuerzos de manera voluntaria y loable. El costo es alto y si hacemos un balance de resultados, chocamos con cifras que desestimulan. El mismo dinero utilizado para financiar estos “operativos” de un rato, producirían resultados muy distintos si se pagaran brigadas permanentes de gente, acostumbrados a sembrar en loma. Esas instituciones y empresas privadas, pudieran asumir, de acuerdo con el Ministerio de Medio Ambiente, zonas específicas para apadrinar, entendiendo que el aporte de recursos económicos no es suficiente y se precisa involucramiento con gerencia y logística apropiada.

La reforestación de la Loma de Novillero, en Villa Altagracia, es el mejor ejemplo de una iniciativa personal exitosa, como proyecto de vida, de su promotor y ejecutor, el Coronel Carrasco. Los gobiernos tienen el compromiso de procurar estimular la creación de frentes de trabajo y aportar recursos para dedicarlos a programas inteligentes y reproductivos.

La resiembra y rescate de muchas cuencas hídricas pudieran ser proyectos manejables, de interés hasta para la formación de pequeñas empresas. Los estudiantes de secundaria tienen requisitos de trabajos sociales, que se han desnaturalizado en el tiempo, que pudieran inclinarse a estas labores.

Las Fuerzas Armadas, con recursos de mucha índole y de envidiable disciplina, pueden ser utilizadas en un plan nacional de rescate de zonas críticas además de supervisar y propiciar acciones civiles. El Estado pudiera recurrir al sistema de “contratas” en determinadas áreas. La reforestación posee aristas muy diversas que requieren participaciones muy diversas.

Posted in Edición Impresa, Opiniones

Más de edicion-impresa

Más leídas de edicion-impresa

Las Más leídas