República Dominicana necesita una reforma productiva. Adecuar y modernizar el modelo productivo dominicano es ya un imperativo para que la economía pueda recorrer por el sendero de la productividad y la innovación.

Quizás un punto de partida para iniciar el proceso reformista pudiera ser asimilar y acoger una serie de ideas que tiene la representación local del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Durante su participación en el almuerzo semanal de Multimedios del Caribe, el pasado martes, la representante residente del organismo internacional, Inka Mattila, enumeró una serie de iniciativas que se requieren para aplicar una estrategia que favorezca la productividad y la innovación.

Habló de una transición que requiere una adaptación institucional y de mercado para superar factores limitantes. Específicamente citó entre esos elementos restrictivos la baja intermediación financiera e inclusión financiera, deficiencias en infraestructura y conectividad, baja calidad en la presentación de servicios básicos, mecanismos contractuales y de solución de controversias indeficientes. También incluyó entre las limitantes que hay que enfrentar para eliminar la llamada “trampa de baja productividad”, el sistema tributario ineficaz y distorsionador. El modelo sugerido por el PNUD debe desembocar un sistema de protección social que refuerce asignaciones eficientes de recursos e impulse la creación de empleos formales de calidad.

Interpretando los temas citados por la representante Mattila es fácil concluir en que ya la economía necesita reformas en las áreas fiscal y tributaria, en el mercado laboral y en el sistema de seguridad social. En esas áreas las reformas anteriores datan de principio de los 90 y del nuevo siglo.

Según plantean entendidos, las reformas económicas deben ser revisadas, para fines de adecuación, después de dos décadas de aprobadas. Partiendo de ese criterio, ya es tiempo de que en el país se inicie una nueva ola de reformas económicas estructurales. Quizás la mejor opción sería comenzar por los mandatos que consigna la Estrategia Nacional de Desarrollo (END).

Ahora que los partidos políticos están escogiendo sus candidatos presidenciales para las elecciones del 2020, será importante que en sus programas de gobierno los candidatos plasmen su visión reformadora.

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