Una videoconferencia realizada el fin de semana pasado entre autoridades del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI) y representantes del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) pudiera ser más importante de lo que a simple vista parece.

Más que un acto protocolar, el conversatorio virtual bien puede ser el inicio del fin de un gran y longevo problema que arrastra el país en materia hídrica. Según informó el INDRHI, el contacto o interactuación con representantes del organismo multilateral de mayor cartera de financiamiento en República Dominicana fue para el inicio de una consultoría relacionada con un plan nacional de infraestructuras en materia de riego, embalses de presas y otras obras vinculadas.

De manera concreta en la conferencia virtual se discutieron las pautas para el inicio de un estudio sobre manejo integrado de cuencas y apoyo al diseño y operación de infraestructura hídrica en el río Yuna, para una gestión sostenible del recurso agua en sus múltiples usos.

Es de conocimiento general que el río Yuna es una permanente amenaza para amplias zonas agrícolas de la región Nordeste, principalmente en la provincia Duarte. Arrozales, platanales y otros víveres resultan afectados cada vez que se producen aguaceros que provocan el desbordamiento del río Yuna. También se afecta la comunicación terrestre en la zona y viviendas resultan anegadas.

El proyecto socializado con el BID tomará en cuenta los problemas de insalubridad en las fuentes de agua, riesgos hidroclimáticos, pérdida de suelos, azolvamientos de embalses y las descargas excesivas de sedimentos que afectan hábitats de especies de flora y fauna.

También tiene como objetivo evaluar las potencialidades y los problemas relacionados con el aprovechamiento de los recursos hídricos en términos de calidad y cantidad del agua.

Es una cifra muy difundida, mayormente por el INDRHI, la que dice que más del 60% de las aguas superficiales van al mar, se pierden, mientras hay déficit del recurso para consumo humano, riego y generación eléctrica.

También se conocen de estudios que dan cuenta que en el país se necesitan al menos 12 grandes y medianas presas, cuyo costo rondaría los US$5,000 millones, cuya inversión es de segura recuperación. Los sondeos de las autoridades hídricas con el BID deben culminar en un programa de financiamiento para obras que también pueden ser útiles para la esperada reactivación económica.

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