En el escenario dominicano están comenzando a sonar tambores de reformas, de reestructuración del andamiaje económico, político e institucional.

Se habla y se reclaman cambios en los marcos jurídicos de la Seguridad Social, de la estructura fiscal-impositiva, y hasta en la misma ley de leyes, la Constitución de la República, para establecer algunos aspectos, como la independencia del Procurador General de la República.

En lo que se define la agenda de esas grandes reformas estructurales, que deben ser por un amplio consenso sectorial y general, el Congreso Nacional debe ir legislando en otras áreas más sencillas, pero no por eso intrascendentes.

El Congreso Nacional ha dado muestra de que eliminará la mora congresual, sacando del atasco numerosas iniciativas legislativas que estaban durmiendo cual si no tuvieran dolientes que las despertaran. Ya el controversial Código Penal entró en situación de prioridad en la Cámara Baja, aunque extrayéndole el polémico aspecto del aborto con las tres causales.

Hay también aprestos para modificar la Ley General de Deportes. El proyecto fue enviado a comisión en la Cámara de Diputados.

Por las tragedias y desastres causados por los fenómenos naturales recientes, que han vuelto a desnudar la vulnerabilidad en que vive una alta proporción de la población dominicana, se ha puesto sobre el tapete la necesidad de aprobar una ley de ordenamiento territorial. En el Congreso cursa una iniciativa que lleva varios años de haber sido sometida. Un estudio reciente da cuenta de que dos terceras partes del territorio dominicano son vulnerables a inundaciones y deslizamientos de tierra producidos por fenómenos naturales. También está el riesgo sísmico que se cierne sobre distintas partes del territorio del país y de la isla.

Todas esas contingencias de catástrofes naturales reclaman que el país cuente con una ley de ordenamiento que marque los límites para las diferentes actividades que pueden desarrollarse en el territorio. El momento es oportuno para desempolvar esa iniciativa ahora que todavía hay damnificados del paso de la reciente tormenta por el territorio nacional. Para luego podría ser tarde y el tema se volvería a enfriar.

Son en definitiva algunos ejemplos de las cosas que necesitan ser tocadas por los vientos de reformas que comienzan a soplar, y a cambiar.

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