Dos sucesos culturales se dieron la mano este fin de semana. Sabe Dios qué secretos vasos comunicantes iban del escenario del Teatro Nacional al segundo piso del Museo de Arte Moderno, ambos a pocos pasos. Los dos sucesos dialogaban.
Uno era la exposición Heraora, de Leopoldo Maler, que celebra 60 años de arte. El maestro creador de la primera instalación del mundo en 1971 (“Silence”) se entrega en una retrospectiva en la que la ironía dialoga con la expresividad de la riqueza creativa desde los elementos de lo cotidiano. El otro, Estaciones, coreografía de Marianela Boán, con la cual la compañía del Ballet Nacional Dominicano cerraba el Festival Nacional de Ballet, que festejaba los 50 años del Teatro Nacional Eduardo Brito. Pocas veces coinciden dos espectáculos de tan magnífica factura.
En el arte hay cosas que no se preguntan. Una es el significado de algo. Sobre todo cuando lo que ves mueve determinadas sensaciones en ti. El arte conmueve, estremece, te pone a reflexionar, polemiza contigo.
La última noche
La última noche del festival tuvo dos obras en escena. El primer ballet fue una coreografía de Annabelle López Ochoa quien apela en Leaves of Hope a la conciencia y a la libertad del ser en una acuciosa metáfora con las hojas de los árboles. Una indiscutible capacidad de observación le permite poetizar sobre músicas compuestas por el pianista italiano Ludovico Einaudi; el violonchelista inglés Peter Gregson; y del dúo creativo de los finlandeses Pekka Lethi y Outo Voima. El resultado es algo que nos dirige hacia los orígenes y a la naturaleza, pero sobre todo al ser humano como resultado y reflejo de esta. Como aquella lo es del ser humano.
Dos interpretaciones llamaron la atención por la energía que proyectaron y la limpieza de sus actuaciones: Eliosmayquer Orozco y Alexander Duval. Dicho sea de paso: ambos casi chocan al principio, cuando Elio salía de escena y Alexander entraba. A veces faltaba sincronización en los hombres. Las mujeres regalaron algunas de las mejores interpretaciones.
Después del necesario receso de 15 minutos, llegó el Vivaldi descriptivo de la alternancia de las estaciones. La camareta Stravaganza con el venezolano Efraín Lara exactísimo en los solos de violín, y en general una magnífica interpretación de todo el concierto, es parte del espectáculo, donde cajas plásticas, el vestuario y la iluminación son tan protagonistas como los mismos bailarines.
La primavera se expresa danzariamente en la correspondencia de los cuatro personajes evidentemente infantes que descubren el movimiento al ritmo de la música, como despertados por la luz.
Luego cuatro mujeres con capas de plástico salen a escena a partir del segundo movimiento: el verano con sus lluvias. Significativo plástica y semánticamente el momento en que se deshacen de las capas plásticas en un ademán de “¡Está bueno ya!” Y las lanzan al aire. El otoño es, en cambio el más lúdico, pues con la vendimia y la embriaguez del vino llegan las demostraciones, la confrontación de estilos y de capacidades. Así, hasta el abandonar las zapatillas de punta, antes de salir del escenario. Luigi Pirandello se adueña -casi 100 años después de Cada uno a su manera-, de la escena cuando los bailarines comienzan a demostrar sus capacidades cada uno en la danza. ¿A ver quién hace mejor este o aquel paso? Forma parte del ballet dentro del ballet. O lo mismo del teatro dentro del teatro de Pirandello.
El invierno arriba con un importante cambio de vestuario que se va a ir haciendo cada vez más intenso con ropas fosforescentes, mientras la danza muestra las inclemencias de la lluvia de invierno. Cuando irrumpe la luz negra, ese vestuario fosforescente comienza a “hablar”.
Estaciones 04 es un canto a la vida desde la cotidianidad, a la vez que una muestra de originalidad creativa, al mezclar elementos poéticos (todo puede ser poesía) como la deconstrucción de la danza en sí misma, en una búsqueda de todas sus posibilidades. Es un viaje a la ingenuidad que vamos perdiendo, una mirada lúcida del paso del tiempo y de sus atributos sobre las épocas, la naturaleza y las almas.