Lo que se le vino encima a Paulino fue como una especie de aplanadora y de trituradora a la vez. Todos los bienes de Paulino, todas sus muchas propiedades, toda su labor al frente de las empresas de la bestia y su desempeño en cargos públicos fueron sometidos al público escrutinio. Se abrió, pues, una exhaustiva investigación, una investigación en regla concerniente a todos y cada uno de los asuntos o manejos que tenían que ver con Paulino.
Nada quedaría en pie de la reputación de aquel hombre prepotente, que maltrataba a los más encumbrados funcionarios y que se pavoneaba con aire de superioridad hasta en presencia de los familiares de la bestia, a los que hablaba incluso con irrespeto o condescendencia. Nada quedaría de sus títulos de gloria, reconocimientos y nombramientos.

Para empezar, sólo para empezar, el 28 de agosto de 1954 fue cancelado como mayor general honorario del Ejército y destituido del cargo de secretario de Estado sin cartera que ocupaba tan diligentemente. Más adelante las condecoraciones nacionales y extranjeras que se le habían otorgado le fueron retiradas. Un hijo suyo, el capitán Cristóbal Paulino Álvarez, fue condenado a dos años de prisión.

De la noche a la mañana se empezó a sospechar y a difundir la sospecha de que Paulino tenía en algún rincón oculto de su casa un bicornio emplumado, el adefesio emplumado que sólo usaban, con carácter de exclusividad, la bestia y su hermano Negro, que a la sazón era presidente putativo. El bicornio era un símbolo de la más alta dignidad, el mismo símbolo del poder absoluto que había lucido en otra época el tirano Lilís. En las manos de Paulino, el emplumado bicornio sólo hubiera podido significar una cosa: ambiciones sucesorales al desnudo, intenciones golpistas, traición a la patria, desde luego, una muerte segura.

El bicornio, por suerte, no parece haber existido más que en la imaginación de los enemigos de Paulino, algo que algún delator demasiado fantasioso habría confundido quizás con un plumero.
En cambio, las investigaciones sobre la forma en que se manejaba al frente del Central Río Haina y otras grandes empresas comprometieron o empañaron seriamente su buen nombre, si acaso alguna vez lo tuvo.

Paulino debía en gran parte el favor de la bestia y sus incontables logros a la creación y exitosa administración de estas industrias. Lo paradójico es que a Trujillo no le había interesado el negocio azucarero (uno de los pocos en que no había incursionado), hasta mediados de su tercer período oficial como Presidente de la República. Fue en el año de 1947, probablemente a instancias del mismo Anselmo Paulino, cuando se dieron los primeros pasos en este sentido con la formación de una dependencia en el mismo Palacio Nacional, presidida por Anselmo Paulino.

Paulino jugó un papel de primer orden en la construcción del ingenio Catarey y Río Haina, que fueron los primeros, y fue también su primer administrador. La inmensa empresa estuvo desde el primer momento bajo su jurisdicción.

El central Río Haina fue inaugurado en 1951 y muy pronto se convirtió en una de las industrias más prósperas del país y en la principal fuente de ingresos de la bestia. El lugar elegido para su instalación fue una enorme extensión de tierra en la margen occidental del río homónimo, en las cercanías de la desembocadura. Dichas tierras no fueron, por supuesto adquiridas legalmente, sino con los mismos métodos particularmente expeditos que empleaba la bestia y sus hermanos. Mediante la expropiación pura y simple. Paulino jugó también un papel importante en el despojo y expulsión de sus legítimos dueños: los grandes y medianos y pequeños propietarios. De esta suerte, la mayoría de los campesinos, que anteriormente se ganaban la vida cultivando pequeñas parcelas y criando animales, fueron a parar a los numerosos barrios miseria que rodeaban desde la misma rivera del río Ozama la capital, y pasaron a formar parte del muy miserable proletariado urbano. Las industrias de la bestia, aunque generaban empleos y bienestar para unos pocos, eran una fábrica de pobres. Fabricaban pobres a escala industrial y producían una sobreexplotación inmisericorde de los braceros que en principio, y durante mucho tiempo, ganaban apenas un peso con veinticinco centavos diarios.

La industria del azúcar resultó ser tan productiva que unos cuantos años después, más o menos a mediados del 1955, Trujillo era propietario de siete ingenios: Catarey, Río Haina, Amistad, Monte Llano, Ozama, Porvenir y Santa Fé. Posteriormente trataría de apoderarse de los ingenios azucareros de los Vicini y con su ambición desmedida empezaría sin saberlo a cavar su propia propia tumba. Trujillo nunca entendió lo que Lilís había entendido lucidamente. Que con los Vicini no se podía ni se puede jugar. Que los Vicini eran más presidentes que cualquier presidente de la República.

Fueron esos grandes logros económicos, entre muchas otras cosas, los que en en algún momento hicieron pensar a la bestia que Paulino le era de alguna manera indispensable. Pero lo peor es que Paulino también llegó creerse indispensable…

Sin embargo, en cuanto el proceso judicial contra Paulino se puso en marcha y las investigaciones penetraron en profundidad, empezaron a aparecer pruebas, verdaderas o falsas, y la imagen de Paulino se fue resquebrajando, se fue hundiendo en el lodo. Se determinó que Paulino había incurrido en gastos excesivos, que había empleado en la construcción de un molino unas costosísimas vigas de acero que no parecían tener ninguna función desde el punto de vista estructural. Además descubrieron incontables fuentes de financiamiento privado que Paulino había desviado a su favor. Paulino sería acusado de incontables desfalcos, trapacerías, incontables abusos, incontables truchimanerias, negocios turbios, etc.

En fin que, el 17 de diciembre de 1954 fue sentenciado a una generosa pena de treinta días de cárcel y una multa de cinco mil pesos. Pero cuatro meses más tarde, en el mes de abril de 1955 —cuando ya se encontraba en libertad— el gobierno reinició su ofensiva, una ofensiva en serio que no presagiaba nada bueno.
Desde la infame columna “Foro publico” del diario El Caribe (de la cual el mismo Paulino había sido colaborador asiduo en otra época) llovieron nuevas acusaciones y lo embarraron de pies a cabeza con insultos y calumnias mezcladas con verdades y medias verdades de a puño. Sus más cercanos amigos negaron cualquier tipo de relación con él. Sus mejores enemigos, como Cucho Álvarez y Paíno Pichardo estaban de plácemes. Los familiares de la bestia y muchos altos oficiales y connotados intelectuales y dirigentes políticos estaban de plácemes.

Esta vez Paulino volvió a prisión el día primero de mayo del 1955, condenado a diez años de trabajos forzados y a la restitución de cuantiosos bienes. Pero la bestia, al parecer, seguía teniéndole aprecio y le concedió lo que no le hubiera concedido a nadie.
Paulino se hizo el enfermo o se enfermó de verdad. y el 10 de junio del mismo año interpuso un recurso de apelación contra la sentencia que había recibido y su querido jefe lo dejó en libertad. Paulino escribió cartas, pronunció discursos en los que se deshizo en elogios, expresó su eterno agradecimiento y se siguió quizás sintiendo enfermo, cada vez más enfermo, hasta que su querido jefe lo autorizó a salir del país, probablemente en viaje de salud, y le permitió disfrutar por el resto de su vida de la cuantiosa fortuna de cinco o siete millones de dólares que había puesto a salvo en Suiza.

Su gran amigo Balaguer —cuando fue nombrado Presidente por las tropas de ocupación yanquis en el año de 1966—, premiaría sus servicios a la patria nombrándolo embajador en Francia.

(Historia criminal del trujillato [72])

Bibliografía:

Robert D. Crassweller, “The life and times of a caribbean dictator.

Los ingenios del dictador — El Nacional

Los ingenios del dictador

Sergia Mercado
Central Río Haina, gran motor de la economía dominicana de los años 50

Central Río Haina, gran motor de la economía dominicana de los años 50

Alejandro Paulino Ramos
Mecanismos de Trujillo para la represión política: Un “Foro público” para perseguir, difamar y destruir moralmente

https://acento.com.do/cultura/mecanismos-de-trujillo-para-la-represion-politica-un-foro-publico-para-perseguir-difamar-y-destruir-moralmente-18-8678549.html .

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