Piezas autóctonas

En este taller, los artesanos transforman las piezas simples y rústicas en sencillas creaciones que rescatan e identifican la identidad y costumbres del pueblo dominicano.
Entre estos emblemáticos dibujos se destaca el del mar, que es parte de la geografía de la isla, la típica vivienda campesina, que engalana los campos con su colorido y gracia, construida con madera de palma cana y techada de yagua, que es “nuestro singular folklore nacional junto al árbol de flamboyán.

El colador de café, utensilio de madera y tela de uso extendido en el país hasta que fue sustituido por la greca moderna. Este consiste en una base de madera con una pequeña plataforma sostenida en la parte superior y con una abertura en la que se coloca un cedazo de tela ácida a un arco metálico.

El taller también es fuente de trabajo, ya que dentro de su programa de responsabilidad social trabaja con asociaciones de mujeres campesinas.

Está la caja de limpiabotas construida por lo general con desechos de cajas de bacalao o arenque, en la que se colocan utensilios para lustrar zapatos, también usada como medio de subsistencia.

La “jumiadora”, lámpara de gas elaborada de hojalata utilizada en los campos para iluminar las noches, a la cual se le coloca una mecha que por lo regular expide mucho humo, de ahí su nombre. Además, sirve como repelente de insectos.

También está el macuto, hecho de guano y se utiliza en los campos para cargar alimentos; la tambora, instrumento de percusión, base fundamental del merengue en la República Dominicana, la cual se fabrica con el tronco de un árbol llamado banco. Los parches se elaboran con piel de chivo u oveja, ensamblados con un par de arcos que aseguran las membranas. Llegó a América con la esclavitud. Otro de los atractivos que se destacan son los jarros de aluminio, pintados a mano, en los cuales se proyectan la identidad cultural del país y se muestran expresiones de nuestra cultura “como un valor que debe preservarse”.

Innovación

Con el pasar de los años, el taller fue incorporando otras figuras emblemáticas del país, como son las marchantas, folklóricas vendedoras de flores y verduras, el coquero, el vendedor de frío frío, de hierro, así como las imágenes de aves autóctonas que “nos identifican como pueblo dominicano”. Entre estas se encuentran: la cotorra, cigua palmera, lechuzas, perico y gavilanes que forman parte de nuestro habitad y que están protegidas por la Ley 64-00, a través de la cual se prohíbe su captura.

Otras imágenes lo componen la flor de Cayena o Sangre de Cristo; la de Bayahibe, Trinitaria o Bougainvillea, entre otras que forman parte del paisajes de la República Dominicana. También, están las imágenes de la Ciudad Colonial con sus majestuosos edificios del siglo XVI, lo enigmático de sus rincones secretos y el encanto de sus balcones engalanados con frondosas flores de Trinitarias.

Fuente de trabajo

El taller también es fuente de trabajo, ya que dentro de su programa de responsabilidad social trabaja con asociaciones de mujeres campesinas, que viven en las distintas regiones del país, a las cuales compra sus productos. Entre ellas se pueden destacar las de Elías Piña y Jimaní, que son las que producen el guano, dirigidas por doña Chimba.

Además, están las “marchantas” de Gurabo, Santiago, comandadas por doña Evangelina, quien también trabaja el guano, mientrs que otras se dedican a recolectar el higüero, utilizado para la elaboración las maracas. La madera la obtienen de un taller de muebles, quien comercializan los desperdicios.

El taller cuenta también con un programa de responsabilidad social, en el que participan niños, niñas y jóvenes con Síndrome de Down o con alguna otra discapacidad, a los cuales se les imparte clases de pintura. “Este programa nos llena de mucha satisfacción, ya que a través del mismo algunos de los que han participado de estos talleres hoy en día se encuentran trabajando en algunas empresas del país”, informó Medina.

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