Durante casi dos meses, entre 1953 y 1954, Rubirosa estuvo informalmente casado con Barbara Hutton. Mientras duró el matrimonio (y antes y después de haberse matrimoniado), mantuvo una torrentosa relación con Zsa Zsa Gabor, que a su vez mantenía relaciones con su esposo y con amigos de ocasión. La impronunciable Zsa Zsa era una glamorosa y mala actriz húngara que se hizo famosa por su belleza, sus grandes ojos azules y sus numerosos enredos y escándalos amorosos. Era parte de un clan, el clan de las Gabor, al que también pertenecían sus dos hermanas, que eran también artistas o pretendían serlo. La jefa del clan era hasta cierto punto la madre, una ambiciosa mujer que había entrenado a las hijas en el más descarado arte de conquistar y desplumar a millonarios de edad avanzada y darse la gran vida. Zsa Zsa y sus hermanas estuvieron involucradas en por lo menos veinte matrimonios (de los cuales se le atribuyen nueve a Zsa Zsa) y nunca les faltaron pretendientes para seguir casándose, hasta que se retiraron de la profesión.

Dicen que Rubirosa amaba a su manera a Zsa Zsa Gabor, y que cuando se peleaban buscaba consuelo en una de sus hermanas. Zsa Zsa, según se decía, tal vez lo amaba desapasionadamente, pero a pesar de que se casó nueve veces nunca aceptó sus repetidas propuestas de matrimonio. Rubirosa no era suficiente viejo o suficientemente rico y de alguna manera no llenaba sus aspiraciones como marido, aunque las llenaba todas como amante. Zsa Zsa se conocía y lo conocía. Sabía que podía esperar de un esposo como Rubirosa y lo mantenía a raya, a la distancia, lo mantenía como amante. A pesar de lo mucho que decía quererlo, con él no cometería matrimonio.

Se habían conocido en la misma época en que Rubirosa se casó con Barbara Hutton, y pasaron varios años juntos, se divertían en grande, se separaban y se reconciliaban, reían, discutían, peleaban. Eran felices a su manera. En una ocasión Rubirosa le puso un ojo negro y Zsa Zsa declaró muy oronda y muy sonriente a la prensa que era una prueba de amor. Pero todo resultó ser un ardid publicitario.

Alguna vez Zsa Zsa tuvo la idea de introducirlo en el mundo del cine y escribió el guión de una película del oeste en la que ambos serían protagonistas, aunque ella sería la estrella. Incluso se hicieron los aprestos para filmarla. Rubirosa estaba feliz, hinchado de vanidad, ilusionado con lo que ya veía como una prometedora carrera de actor. Sin embargo, el mundo de repente se le puso en contra. En Hollywood se dispararon todas las alarmas. Había cosas que la severa moralina de la industria cinematográfica no se podía y no podía permitir. Rubirosa tenía fama —pero sobre todo mala fama—, hablaba una especie de inglés con acento francés y además era trigueño, “moreno de verde luna” como decía Lorca, indio lavado, muy lavado, discretamente mulato. Ocasionalmente la prensa amarilla preguntaba y se preguntaba con grandes titulares si “el más grande amante del mundo era negro”, y además lo señalaba por su supuesta complicidad en varios crímenes. Para la industria cinematográfica la pareja Rubirosa-Gabor sería étnicamente y éticamente inaceptable. En Estados Unidos Rubirosa era negro, además de asesino. Lo peor que se podía ser en ese país. Su carrera terminó, pues, antes de comenzar y la de Zsa Zsa estuvo a punto de zozobrar, sufrió un serio tropiezo. Pero Zsa Zsa Gabor tropezaba muy a menudo. Daba todo tipo de tropezones y seguía caminando.

Por lo demás , el matrimonio de Rubirosa con Barbara Hutton fue todo un éxito para Rubirosa. Durante los menos de dos meses que estuvieron casados se calcula que obtuvo ganancias no inferiores a los sesenta y seis mil dólares diarios.

Barbara Hutton estaba podrida en dinero y estaba arruinada emocionalmente. Era millonaria por parte de padre y parte de madre y el dinero contribuyó en cierta medida a labrar su desgracia.

La fortuna materna se la debía al abuelo Frank Winfield Woolworth, que se había enriquecido con una cadena de almacenes que vendían mercancías al precio de cinco y diez centavos. Los una vez famosos five-and-dime. Por eso a Bárbara Hutton la llamaban “la cinco y diez” y la llamaban con justa razón “pobre niña rica”. Había sucumbido a las drogas y al alcohol, había sucumbido a una infancia de pesadilla, había sucumbido primero al suicidio de la madre, al encuentro con el cadáver cuando tenía cinco años, había sucumbido al desamor y a la desatención de su padre y otros parientes, a una vida vacía, a la falta de amor y de amistad. Tuvo toda la vida trastornos de anorexia, bulimia, depresión y fue una derrochadora compulsiva.

Barbara Hutton era una coleccionista de fracasos, sobre todo fracasos matrimoniales y sentimentales. Con alguna excepción parecía sentirse atraída por hombres tóxicos y manipuladores, incluyendo uno que otro noble de baja ralea. Estuvo casada con tres príncipes, un conde, un barón, el famoso actor de cine Cary Grant, que era gay y que fue sin duda el mejor de todos, y con Porfirio Rubirosa, que no fue el peor.

En los últimos años de su vida, la muerte de su único hijo acentuó su desequilibrio emocional, el alcoholismo, su condición bipolar autodestructiva. La mujer que una vez fue codiciada por multitud de pretendientes se había desquiciado, había tocado fondo. Ahora regalaba dinero a manos llenas a sus amantes de ocasión y hasta llegó a pagar por compañía masculina y alguna vez amaneció con desconocidos en su cama.

Cuando murió, en 1979, sola y enferma, Barbara Hutton había dilapidado o despilfarrado casi toda su fortuna, pero en la época en que se casó con Rubirosa era una de las mujeres más ricas del mundo. Competía, de hecho, con su amiga de infancia y ahora rival Doris Duke. Los celos y resentimientos entre ambas mujeres eran bien conocidos.

Según las malas lenguas, a Doris Duke le dió una pataleta cuando se enteró de que Barbara Hutton se había casado con su exmarido. Se puso histérica, se quejó de que Barbara Hutton se antojaba de todo lo que tenía. Pero el matrimonio, y sobre todo el divorcio, Barbara Hutton lo pagaría caro.

Durante los cincuenta y tres días que duró el matrimonio, Rubirosa no mostró el menor interés en mantener la relación. Como regalo de matrimonio Barbara Hutton le dio un millón de dólares y posteriormente le obsequiaría un avión como el que le había regalado Doris Duke, otro B-25 mucho más moderno y lujoso. Después se enteraría de que Rubirosa tenía o seguía teniendo una fogosa relación con Zsa Zsa Gabor y que la llevaba a pasear en el avión y que con su propio dinero le regalaba joyas costosísimas, y le pidió de inmediato el divorcio que el play boy estaba esperando.

Rubirosa recibiría esta vez, como “compensación de divorcio” por sus cincuenta y tres días de servicio, dos millones y medio de dólares (cuando el dinero valía diez veces más), una plantación de café en La Vega, joyas y caballos de polo y otras cosas que sería prolijo enumerar.

(Historia criminal del trujillato [98])

Bibliografía:

Robert D. Crassweller, “The life and times of a caribbean dictator.
Henry Espinal, “Porfirio Rubirosa-Rubí. El playboy dominicano más famoso”
(https://m.facebook.com/historiadominicanaengraficas/photos/a.267065323491958/1738755342989608/?type=3)
Alí Khan (https://es.m.wikipedia.org/wiki/Al%C3%AD_Khan)
Lipe Collado – Porfirio Rubirosa. La Impresionante Vida de Un Seductor (https://es.scribd.com/doc/269366762/Lipe-Collado-Porfirio-Rubirosa-La-impresionante-vida-de-un-seductor-pdf)
PORFIRIO RUBIROSA. MI VIDA COMO PLAYBOY (https://www.cuestalibros.com/5056218252)
pablo Clase Hijo “Rubirosa: El primer playboy del mundo” (https://www.amazon.com/-/es/Pablo-Clase-Sanchez-ebook/dp/B0742FJHHQ).

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