Esta cuarentena se convierte en un reto para las parejas que pasaban poco tiempo junto antes del COVID-19

La pandemia del COVID-19, nos ha llevado a quedarnos en casa, porque así podemos salvar nuestra vida, y la vida de otras personas. Es una manifestación de conciencia y de solidaridad
El quedarse en casa con su pareja 24 horas, es todo un desafío para la relación. Sobre todo porque la rutina del día a día, nos llevaba a estar lejos durante las horas laborales y ahora estarán confinados a compartir los días completos y enfrentar cualquier tema que ha estado debajo del tapete.

El planteamiento corresponde a la psicóloga Vanessa Espaillat, quien dice que dependerá del ciclo de vida en el cual estemos, pues no es lo mismo ser padres de niños pequeños, de adolescentes, de jóvenes adultos, o tener el nido vacío, este periodo de cuarentena podría poner a prueba la relación de pareja.

“En las parejas que ha primado antes la solidaridad, el trabajo en equipo, la relación afectiva, que saben divertirse juntos y poseen una buena comunicación, sin entrar en lucha de poder y sin necesidad de control, el reto será crear una rutina diaria, donde puedan dividirse los trabajos de la casa, tengan tiempo para trabajar remotamente, crear un espacio designado para supervisar las tareas de los hijos y a la vez planificar momentos de diversión y de compartir en familia. Además, cuidar su apariencia personal, para sentirse bien consigo mismo y seguir siendo atractivo para su pareja”, recomienda Vanessa.

Dice que esta cuarentena se convierte en un reto aun mayor para las parejas que pasaban poco tiempo junto antes del COVID 19, y por esa razón no habían detonado sus dificultades, pero a la vez, asegura, es una oportunidad para enfrentar los conflictos no resueltos.

“Es importante crear un tiempo para dialogar y para ayudar a una comunicación más fluida, se sugiere hacer lo siguiente: hablar cada uno cinco minutos, sin que el otro interrumpa, se defienda o descalifique lo que el otro expresa, solo escuchando. En las intervenciones debemos alejarnos de la crítica, el rechazo, la comparación, la indiferencia y la evasión, que no son más que mecanismos de defensa que usamos cuando tenemos miedo de perder la discusión. Pero esto no se trata de ganar o perder, se trata de entender”, enfatiza.

A veces -continua la psicóloga- con estas actitudes, solo estamos siendo leales a patrones de comunicación disfuncionales que aprendimos en nuestro hogar de origen, es decir, cómo se comunicaban nuestros padres entre ellos y con nosotros. Si tomamos consciencia de ello, podremos hacerlo diferente.

“Otro aspecto muy importante de la comunicación es hablar sin imponer. Cuando se dialoga efectivamente, siempre se busca saber la opinión del otro y escucharla, para así enriquecernos, ya que los dos podemos tener parte de la razón. Por lo tanto decirle a la pareja tú tienes, tú debes o usar el modo imperativo no funciona para solicitar lo que necesitamos y resolver problemas de comunicación porque te estas imponiendo”, subraya.

En cambio, cuando utilizamos frases como “Esto es lo que pienso y necesito, ¿qué piensas y necesitas tú…?” abrimos la comunicación. Eso es ver al otro, ser empático y saber que somos diferentes y que está bien que no pensemos igual, recalca Vanessa.

“Aprender a decir lo que necesitamos y nos interesa con tranquilidad, sin ofender y sin enojo, es vital. El tono de voz y las micro-expresiones son más importantes en el momento del conflicto, que lo que decimos. Necesitamos auto regularnos antes de hablar de problemas. Y si estamos enojados no dialogar y darnos un tiempo lejos de la pareja, en otra habitación donde podamos estar tranquilos. Por lo que es importante no obligar al otro a hablar si está enojado, pues su distancia lo que está haciendo es que ambos se regulen y puedan hablar de manera constructiva y sin ofenderse en otro momento”, insiste.

Después de considerar las variables anteriores para mejorar la forma en que nos comunicamos, entonces “podremos resolver los conflictos pendientes y renovar la relación”.

Entiende Vanessa que los roles que asumimos también afectan la dinámica de la pareja.

“Cuando se tienen diferentes expectativas sobre el rol que cada integrante cumplirá, se crean los conflictos. Por ejemplo, cuando un integrante asume el rol tradicional de laborar fuera de la casa esperando que el otro integrante se encargue del hogar, mientras que su pareja espera que ambos trabajen tanto fuera como dentro del hogar, ocasionará roces. Estos roles se aprenden en la familia de origen, y los replicamos inconscientemente, al igual que como aprendemos a comunicarnos. Al identificarlos, podemos modificarlos y ajustarlos, para acercarnos a la vida de pareja que buscamos tener”, explica.

Sugiera que aprovechemos este tiempo para poner sobre la mesa lo que nos preocupa. En sentido general; el manejo del dinero, la crianza de los hijos, las responsabilidades del hogar, “enfocándonos en la pareja, la afectividad, la sexualidad y el tiempo que nos dedicamos el uno al otro, para así equilibrar las necesidades de cercanía e independencia que tienen cada uno en la pareja”.

Aconseja balancear el sentido de pertenencia dentro de la pareja, y a la vez nutrir el “nosotros” con lo que somos, por lo que es importante preservar la individualidad y no perdernos en la relación. “Trabajemos pues por convertir la cuarentena en un espacio de crecimiento, de superación y de diálogo amoroso y constructivo”, concluye Vanessa.

Importante
En las parejas que antes ha primado el respeto, la solidaridad y el amor, el desafío es crear rutinas para divertirse juntos.

Posted in EstiloEtiquetas

Más de gente

Más leídas de gente

Las Más leídas