1984 de George Orwell es considerada una de las mejores obras de ciencia ficción del siglo XX. Orwell la publicó en el 1949, y todavía sigue vigente porque sus predicciones (impensables en ese momento) se están haciendo realidad en la actualidad.

Hace 73 años era inimaginable que la sociedad estuviese digitalizada… pero Orwell lo predijo. Y no solo describió la vida bajo la influencia tecnológica sino que alertó sobre el control inaudito que ejercerían los gobiernos sobre el individuo…cuando hasta los pensamientos fuesen capaces de leerles. Y castigarles por tenerlos.

También habló de un “Gran Hermano”…o especie de ojo que todo lo ve y lo controla. De sobra sabemos que los famosos algoritmos del internet saben absolutamente todo sobre nosotros, y son capaces de manipularnos a través de la información que nos suministran. Y de sobra también sabemos que cada día pasamos más horas conectados… y que todo eso deja rastro.

El internet está siendo utilizado por los gobiernos y las empresas con el objetivo de espiarnos y controlarnos. No se puede descartar que antes de la pandemia nos estudiaran muy bien y se dieran cuenta de lo débiles de mente que éramos… que se nos podía hacer creer cualquier cosa si todo el mundo lo repetía al unísono. Y encerrarnos sin resistencia alguna.

En 1984 se describe además un panorama en el que se han modificado los textos históricos, para hacer encajar los hechos con lo que se les quiere hacer creer a los ciudadanos. Se han cambiado las palabras, que ya no significan lo que siempre significaron, y se utiliza una “neolengua” permitida, acorde con la propaganda del régimen totalitario que gobierna.

Más o menos por ahí vamos ahora con ese lenguaje “políticamente correcto” con el que hay que expresarse para “no ofender”. Cuando se pretende que se cambie el término “mujer” por “persona menstruante”. Cuando se usa la palabra todes para incluir a los que se levantan por la mañana y no saben lo que son. O cuando se presiona para cambiar la historia de la independencia dominicana… y que encaje con los intereses de fusionarnos con Haití.

En la novela se menciona un Ministerio de la Verdad que se encarga de que desaparezca lo que no le conviene al regimen, y de desinformar para manipular… lo que se podría comparar con las “fake news” de ahora. Y con los famosos verificadores en las redes… que se encargan de bloquear lo que no se ajuste a la “verdad oficial”.

En el mundo de hoy el acontecimiento real (la evidencia de los hechos, cuantificable con números y todo) ha dejado de importar. Lo que importa es decir lo que se ajuste a lo que todo el mundo debe pensar. Lo que se amolde al prejuicio imperante.

Orwell presenta también un mundo dividido en tres potencias, que supuestamente viven en permanente guerra y amenaza de destrucción… pero esto no es más que una estrategia que mantiene a la masa (o mayorīa de ciudadanos sin el más mínimo espíritu crítico) en estado de miedo permanente y agradecimiento total al gobierno que los proteje y los salva. Tan entretenidos con la próxima amenaza que se avecina… que no tienen ni tiempo ni humor para rebelarse. En eso hemos caído también.

A medida que pasan los años, más se van cumpliendo las predicciones de 1984. Y lo que era una novela de pura ficción, se va convirtiendo en una novela histórica basada en hechos reales. Definitivamente un genio ese Orwell.

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