Ayer 8 de marzo, se celebró el Día de la Mujer, por ocasión 108, con raíces muy profundas en el pasado y una primera manifestación organizada en Alemania, Suiza, Dinamarca y Austria el 19 de marzo de 1911. Fue institucionalizado por Naciones Unidas en 1975 pidiendo a los países miembros, establecer una fecha acorde a sus costumbre y tradiciones. Con innegables vestigios de hipocresía machista, la fecha marca la lucha de la mujer por condiciones más cercanas al equilibrio y a la igualdad, en lo que a diferenciación por sexos se refiere. La literatura registra acciones de protesta y de lucha, por reivindicaciones, 5 siglos antes de que Jesús de Nazaret, diera a la mujer la posición que el hombre le escamoteaba y que la propia Iglesia católica tardó siglos en considerar. La mujer como simple elemento de reproducción y “esclava” de la gastronomía familiar, en casi la todas las sociedades, es el esquema de la antigüedad. Es en la Revolución Francesa, donde la mujer más se destaca en acciones colectivas en lucha por la “libertad, igualdad y fraternidad”, para entender amargamente que los derechos por los que peleaba era el de los hombres, en una lucha de clases que no contemplaba los derechos de su sexo. En el siglo XIX, el Movimiento Obrero Internacional se destaca como plataformas de reivindicaciones. La primera celebración del día internacional de la mujer, consistió en manifestaciones con asistencia de más de un millón de personas , “que exigieron para las mujeres el derecho al voto y el de ocupar cargos públicos; el derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral”. Nuestra historia está plagada de acciones heroicas de mujeres presentes en las epopeyas nacionales y que nuestra independencia de la dominación haitiana fue espacio para muchas mujeres excepcionales, destaco a Ana Emilia Abigaíl Mejía Soliere. Conocida como Abigaíl Mejía, fue la primera feminista dominicana que luchó por el derecho de la mujer a ejercer el voto. Era biógrafa, prosista, educadora y fotógrafa, pionera mundial de la óptica femenina en el arte fotográfico. Nacida en Santo Domingo en 1895 hija de Juan Tomas Mejía y Cotes, Ministro de Lilis, opuesto a la escuela hostoniana. Su educación básica tuvo lugar en S. Domingo, pero pasó su adolescencia entre Barcelona y París, siendo alumna de María Montessori. Como maestra regresó al Santo Domingo del 1925. Fue “fundadora de los movimientos Nosotras y Acción Feministas en 1927, movimientos orientados a la formación y educación de mujeres pobres del país” Murió en 1941 y es quizás fue quien puso en ruta a la mujer dominicana por la conquista de espacios en el derecho a elegir y ser elegida, por la reivindicación del verdadero valor de la mujer y sus luchas reivindicativas, en un mundo machista y hasta chauvinista, donde el éxito no se perdona y donde el valor femenino se discute y escamotea.

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