En un país como el nuestro, tan vulnerable a diferentes tipos de amenazas provenientes del exterior, que se suman a los enormes rezagos que nos afectan en todos los órdenes, tenemos que cumplir con el deber de la responsabilidad ciudadana y encender alarmas y saludad las políticas públicas de buen gobierno.
Desde que llegó al gobierno el presidente Luis Abinader se comprometió con buscarle solución a la colectivización del transporte público. A los pocos días de juramentarse fue a visitar las líneas del metro a ver cómo podían ser ampliadas, y mejorados sus servicios.

Por igual fue a Los Alcarrizos a supervisar cómo se mejora el transporte en ese municipio tan castigado por sus escasos accesos y pandemoníaca circulación vehicular interna, emprendiéndose obras ya en desarrollo, como retomar la circunvalación de ese municipio, desarrabalizar su mercado principal, instalar un sistema de teleférico y llevar hasta su entrada la línea del Metro.

En unos pocos meses el gobierno ha dado comienzo, con excelentes resultados, a los corredores de las avenidas Núñez de Cáceres, Winston Churchill y Charles de Gaulle a los que seguirán otros que van a dar al traste con el insoportable congestionamiento que padecemos con tapones por todas partes y a todas horas en las principales vías e intersecciones de Santo Domingo.

Apenas anteayer el Presidente estuvo en Santiago, la otra gran capital víctima de congestionamiento del tránsito que también amerita soluciones urgentes, como el teleférico cuyos trabajos avanzan para ser puestos a funcionar el próximo año, dejando iniciados los trabajos de un monorriel capaz de mover 40 mil pasajeros por hora y que estará interconectados para incrementar la movilidad de la gente.

Junto a esas facilidades, el gobierno tiene un proyecto obras de ampliación y reorientación vial y pasos a nivel que convertirán a Santiago en una ciudad más amigable, moderna y eficiente para el transporte de pasajeros y de cargas, programa que ya inició con la ampliación a 6 carriles del tramo que va desde la entrada del aeropuerto Cibao hasta el centro de la ciudad, y por igual amplía a 4 carriles la avenida Luperón hasta conectar con las carreteras que conducen a la turística costa norteña.

El transporte colectivo abarata costos, ahorra combustibles, descongestiona el tránsito y dignifica la movilidad de los pasajeros. Fomenta el desarrollo social y humano.

Todos los avances de los pueblos tienen adversarios, capaces de perpetrar acciones propias del gansterismo político que fueron las pedreas contra los autobuses del corredor de la Charles. Pero hay que seguir adelante con la colectivización del transporte público, como ocurre en todas las ciudades del mundo.

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