NUEVA YORK, EE.UU.- Cada vez que visito a Estados Unidos, principalmente las ciudades de Nueva York, Las Vegas y Miami -casi siempre en mi rol de periodista- estoy pendiente a los acontecimientos que envuelven a los inmigrantes dominicanos. La diáspora dominicana en EE.UU., según los más creíbles reportes, alcanza poco más de 1,2 millones.
Es decir, que los quisqueyanos residentes en USA, principalmente en Nueva York, constituyen un segmento de trascendental importancia. Reconocer, asimismo, que todos los gobiernos de República Dominicana, sin importar su condición política o ideológica, prestan la “debida atención” a los criollos que por necesidad económica han tenido que emigrar.
No es casual que todos los dirigentes políticos, sin excepción, tienen (siempre) en sus agendas electorales a nuestros inmigrantes porque, sin caer en exageración, la población criolla en EE:UU. Tiene incidencia en los procesos electorales.
Lo citado es una realidad que nunca subestiman los aspirantes a llegar a la Presidencia de la República. Pero este es un tema que me propongo abordar, con precisos argumentos y detalles, en otros artículos.
A propósito de los inmigrantes criollos en Nueva York, debo resaltar el importante trabajo que realiza, para bien de nuestros paisanos, el congresista demócrata Adriano Espaillat.
Espaillat, de origen dominicano, se deja sentir en el Capitolio de USA y no pierde tiempo en trabajar en favor de los inmigrantes, principalmente en aquellos que tienen problemas de estatus legal.
Hace cuatro días que llegué a esta ciudad. Vine a cubrir para el diario elCARIBE la pelea que tendrá este sábado el boxeador Gennady Golovkin quien quiere ser de nuevo campeón mundial del peso mediano.
Me llamó la atención, y la valoro con fervor patriótico, la progresista posición de Adriano Espaillat que busca evitar una “catástrofe social” que afectará a miles de quisqueyanos.
Lo que quiere impedir Espaillat es que se materialice la propuesta del gobierno contra miles de familias inmigrantes que viven en unidades de la Autoridad de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD) en territorio estadounidense, así como en hogares de la Sección ocho (8).
En concreto: Espaillat no quiere que el gobierno de Donald Trump desaloje a más de 100,000 inmigrantes indocumentados de viviendas públicas.
Ya sometió un proyecto de ley ante la Cámara de Representantes que busca bloquear esa negativa legislación gubernamental.
Por eso escribo que Adriano Espaillat es un legislador de avanzada, progresista.
