El análisis de la democracia, la transparencia y la eficiencia de los Estados en América, estará incompleto si no se considera a las Antillas Menores.

Se verá cómo la palabra “menores” en cuanto a extensión territorial o cantidad de la población ni condiciona, ni limita la trascendencia internacional o la dimensión universal que pueden alcanzar los seres humanos en cualquier latitud.

Numerosas islas forman las Antillas Menores. Un arco que se extiende desde el este de Puerto Rico hasta la costa occidental de Venezuela; desde Trinidad y Tobago de una extensión territorial y población, de 5 mil 128 kilómetros cuadrados y 1 millón 364 mil habitantes. Las hay además de 624 kilómetros cuadrados (Santa Lucía) o de 162 mil habitantes (Curazao).

Conforman las Antillas Menores también como países Santa Lucía, Granada, Dominica, Barbados, Antigua y Barbuda, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas. Como también otras islas (por ejemplo Santa Lucía y Guadalupe) consideradas como territorios de Francia, Reino Unido, Países Bajos (Holanda), Estados Unidos o Venezuela.

Las formas de gobierno comprenden desde países que lograron sus independencias manteniendo vínculos formales con sus antiguas metrópolis, como aquellos que aún son hoy considerados territorios de esas naciones.

La democracia en las Antillas Menores ha funcionado en lo general con estabilidad asociada a sus históricos vínculos a potencias mundiales; que han evolucionado en sus relaciones y no es el resultado de confrontaciones armadas históricas como la mayoría de las naciones del continente.

La transparencia en la gestión de los recursos públicos responde también al proceso de avance seguido en las antiguas metrópolis.

En eficiencia en cuanto a hacer avanzar temas cruciales como-entre otros- educación, salud y seguridad ciudadana, están dentro del promedio del continente y se puede comprobar que en varios casos lo superaran.

Lo dicho en cuanto a “menores” tiene como muestra el contar las islas con tres premios Nobel. Dos alcanzando en literatura la universalidad, Saint-John Perse (Guadalupe) y Derek Walcott (Santa Lucía) y en economía Arthur Lewis (Barbados); agregando para Lewis como aleccionadora referencia que China, con población de mil 426 millones de habitantes y una extensión territorial de 9 millones 596 mil kilómetros cuadrados, se ha apoyado para su impresionante desarrollo económico en el Modelo de Lewis, llamado también en economía como Teoría Dual para países en desarrollo y por lo cual recibiera Arthur Lewis el premio Nobel en el 1979.

Desarrollar plenamente la democracia, la transparencia y la eficiencia en toda América; para potenciar así la calidad de la dimensión humana de su gente, valor universal que trasciende cifras como cantidades de personas o la extensión territorial.

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