Se ha querido vender la tesis -periodística-política-“académica” baladí- de que el PLD perdió las pasadas elecciones, vaya explicación vacua, dizque por la salida del expresidente Leonel Fernández de su otro partido. Esa podría ser, más que explicación, un ‘taparete’ -excusa- para cubrir críticas, autocriticas y lo que definí, hace algún tiempo, como la suplantación orgánica-institucional del todo (el partido) por su jerarquía y lo que fue la causa medular: la desconexión partido-sociedad; y en menor medida, pero no menos importante, desgaste en el poder-prolongado de un partido que, en medio de un proceso electoral -agravado por una pandemia sanitaria global-, no pudo articular una política comunicacional efectiva -sobre todo, de redes sociales- que procurara vender una obra de gobierno ejemplar; a pesar de luces y sombras, y un candidato-aspirante -excelente gerente-, pero poco fluido exponiendo que, encima, sobreexplotaron de exhibición-propaganda y roles, provocando efectos políticos-electorales contrarios.

Visto así, tres hechos irrefutables echan por tierra la socorrida tesis de la “división del PLD” como elemento definitorio de la salida del poder: a) una alta abstención -julio-5 de 2020, b) exigua votación del expresidente que, en octubre-2019 (primarias internas) había sacado casi 900 mil votos, pero ya en -febrero-julio-5 se había disminuido sustancialmente; y c) desde el 2016, reelección de Danilo Medina, la división era un hecho real-orgánico en el PLD y en la percepción pública, pues ya ni el Comité político se reunía y Leonel Fernández había perdido el liderazgo hegemónico -ya no solo el de las bases-. De modo, que el aporte de Leonel Fernández a la derrota del PLD, la podríamos circunscribir a tres aspectos: 1) defensa de su constitución de 2010, bajo el predicamento de que la Constitución “no se toca” -que era oponerse a una segunda reelección de Danilo Medina-, 2) las correrías públicas (piquete-Congreso, que el PRM-oposición aprovechó), en abierta oposición a su otro partido-gobierno; y 3) el relato-cuento del “fraude” de octubre-19 bajo unas series de sofismas técnicos-propagandísticos que, finamente, lo llevaron a irse y aliarse al PRM, y por vía de consecuencia, acrecentar la percepción pública de victoria de ese partido, incluso, llegó, en su afán-fijación derrota PLD, a asumir la consigna del PRM: ¡Se van!
Por supuesto, no digo que el aspecto perceptivo -que fue donde más contribuyó el expresidente- haya que subestimarlo, pero desde mi punto de vista, la derrota del PLD le cabe a la desconexión partido-sociedad-militancia, estado de zona de confort funcionarios-jerarquía y desgaste-poder (¡todo pendiente de una real autocritica interna!); y por supuesto, a que el PRM supo montarse en una ola mediática-perceptiva -anti-PLD- y articular una estrategia política-electoral efectiva más que nada de su periferia mediática-periodística.

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