La sociedad consumista es también obesogénica: el ambiente estimula hábitos y comportamientos que conducen al sobrepeso u obesidad. Entran en juego la comodidad moderna, que fomenta sedentarismo, y el mercado de comidas y bebidas, que nos condiciona al exceso en consumo de sus mercancías. Actualmente vemos la manifestación del ambiente obesogénico característica de final y principio de año. Mientras el último mes “la felicidad” era comer y beber al máximo, en enero supuestamente lo que hay que hacer es consumir alimentos “saludables”, gastar en artículos deportivos, dietas, gimnasio, etc., para falsamente presentar la epidemia de gordura, que es una responsabilidad del colectivo, como cuestión exclusivamente individual.

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