En cada decisión humana interviene el derecho sagrado de la libertad individual, existen decisiones egoístas, influenciadas y maduras. Las egoístas pasan a ser decisiones influenciadas por la conveniencia, las influenciadas pasan a ser decisiones maduras por causa del amor. El amor es el alfa y omega de la plenitud, el ser humano inicia su reales transformaciones cuando decide amar, madura amando. Amar es escoger la propuesta del cielo para dar el mejor fruto en esta tierra. ¡La libertad se aprecia verdaderamente cuando el bien gobierna! Cuando elegimos incorrectamente solo Dios puede revertir ciertos resultados, o restaurar corazones atropellados, mutilados e insensibilizados, por tanto ora y no temas, para que el Señor traiga sanidad y brisas de restauración, porque cuando Él sopla, hace que la paja vuele y el trigo quede!

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