En febrero del 2015 Danilo Medina, en su discurso como Presidente de la República para rendir cuentas ante el Congreso Nacional exclamó: ¡Ha llegado la Hora del Sur!
Conocedor de los valiosos recursos naturales de Pedernales y sus condiciones para un impactante desarrollo turístico, le tomé la palabra. La Presidencia de la República había asumido el proyecto y eso nos motivó a muchos a confiar. El día que presentaron el proyecto, pedí a Gustavo Montalvo que aprobara hacer lo mismo con el liderazgo provincial y social en Pedernales, patrocinado por CICOM.

Lo hicimos con mucho éxito. Llevamos a esa actividad 20 periodistas, algunos de los cuales desconocían la provincia. Les mostramos la ciudad y las áreas para desarrollo turístico.
Después, con el apoyo de empresarios también interesados como nosotros, hicimos una encuesta de opinión con la agencia VCR para conocer la opinión de la comunidad sobre el tema. Y con EMPACA (especialista en estudios ambientales) una evaluación ambiental del área, desde Cabo Rojo a la ciudad. Estudios que también compartimos con la comunidad.

Escribimos mucho sobre el tema Pedernales. Uno de esos trabajos para demostrar que a pesar de 50 años de actividad minera y más de una década produciendo cemento, la provincia seguía como una de las tres más pobres. El proyecto de Medina encontró obstáculos de todo tipo, incluyendo el proceso para rescatar las tierras robadas al Estado. Esto, sumado a las debilidades de la propuesta turística, hizo naufragar el sueño de un “Pedernales Turísticos”.

En Madrid, por FITUR, recibí la información básica de la arquitectura del actual plan maestro del Proyecto Cabo Rojo-Pedernales, y el plan de inversiones y modelo de negocios inicial. La presentación cerró con las palabras del presidente Luis Abinader que hablo sobre la visión del Gobierno para este desarrollo turístico y su sólido compromiso con esta iniciativa. Quedé convencido de que –como dice el pueblo- a las tres es la vencida.

Contrario a otros comunicadores, más que los dólares que se invertirán, me interesó el compromiso para tener el primer desarrollo turístico pensado desde cero, “cuya esencia son la promoción de la conservación de la biodiversidad, el fomento de una economía inclusiva y riqueza cultural, la ordenación del territorio en sincronía con el entorno natural y social, la consolidación y diversificación de la oferta turística y la creación de un sistema de infraestructura para el desarrollo turístico de bajo impacto”.

Siempre, prometió Abinader, con un esquema “de protección del medio ambiente, el respeto irrenunciable de las áreas protegidas y el valor ecológico de los parques nacionales de la región Sur.
Esta Reserva de la Biosfera declarada por la UNESCO, es patrimonio de todos los dominicanos y del mundo. Y queremos protegerla y exponerla. Y es por esa razón que el desarrollo económico que promovemos desde el Estado dominicano está plenamente enfocado en generar un turismo sostenible, social, cultural y medioambiental”.

Interesante también fue la conversación con Carlos Peguero, viceministro de Turismo, sobre la tarea de la Comisión Presidencial de Políticas Públicas, que debe presentar en febrero el “Plan Maestro de Desarrollo Social” para el proyecto turístico. Esto se corresponde con la aspiración de Abinader de que lo que se hace contribuya efectivamente a “mejorar la vida de la gente”. Sobre esto también escribiré. Creo que si se hace tan solo una buena parte de lo prometido, Pedernales marcará un antes y después.

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