Ayer impartía un taller de ventas y, al expresar un concepto, uno de los participantes dijo: Así mismo es que hay que hacerlo. Su supervisor se giró, me miró fijamente a los ojos y le dijo: Si sabes cómo se hace, ¿por qué no lo haces así?

Veo tanta gente que se carga de conceptos y también los veo no resolver lo que desean. Algunos aprenden por el placer de aprender, otros porque buscan soluciones a necesidades puntuales.

A ver: Si hoy aprendo algo es porque deseo conocimientos al respecto. Pero no lo he aprendido realmente hasta que no lo pongo en ejecución… lo cual debe ser cada vez que me sea necesario. Claro, mientras no encuentre una forma más asertiva de resolver mi necesidad.

Digo hoy porque puedo elegir lo que deseo aprender. En mis tiempos de escuela y universidad alguien decidió por mí lo que me sería de utilidad… cosa que aún no termina de encajar en mi lógica. No que decidieran por mí, sino lo que decidieron que yo tenía que aprender. Hay tanto que nunca usé, que un día decidí elegir bien cada material que deseo introducir en mi cerebro.

Es una gran ventaja lo que hoy vivimos y lo que pronto viviremos. El conocimiento está al alcance de todos. Y el conocimiento ya es puntual. Podemos aprender solo lo que necesitamos. No tengo que ir a la universidad y hacer una carrera de ingeniería electrónica si lo que deseo es poner un negocio de armar computadoras. Un par de videos, mucha práctica, y ya está.

Claro que hay carreras que sólo se aprenden en la universidad. Y también hay trabajos que solo son asequibles con un título de la universidad. Aunque no vayamos a aplicar nada de lo aprendido en esos lindos años.

El paso 7 es: Poner en práctica lo que sabes. Y aprender lo que necesitas. ¿En qué aplicarás hoy un conocimiento que se puede estar oxidando en tu cerebro?

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