En nuestro artículo publicado en este periódico elCaribe en fecha 12 de abril del presente año 2021, titulado: “Alcoholes tóxicos sin controles ni sanciones”, expresábamos nuestra preocupación ante la atemorizante ola de crímenes en serie, mediante libre producción, distribución y comercialización sin sanción de alcohol metílico tóxico, porque hasta ese momento los únicos que siempre aparecían mostrados como responsables eran unos viejos y sucios tanques y unos feos garrafones de materiales plásticos, pero nunca aparecía ninguna persona que fuera presentada ante la sociedad como responsable de esa temeridad.
También expresábamos en ese artículo que el mayor problema ante estos crímenes alevosos no era solo que siempre veíamos mostrar los feos y sucios tanques lodosos, sin mostrar los feos delitos que hay detrás de los dueños de esos tanques de contenidos venenosos, sino que, para atenuar responsabilidades criminales de los productores de esos alcoholes tóxicos, no se decía que se trataba de “alcohol metílico tóxico”, sino que simplemente se hablaba de “alcohol adulterado”, como si se tratare de una simple adulteración comercial mediante la adición de agua u otro alcohol apto para ingestión pero de inferior calidad y menor precio, lo que ante una parte importante de la sociedad, y ante cualquier juez, luciría como un problema menor que no merecía mayor atención ni mayor sanción, cuando en realidad quienes han estado produciendo esos alcoholes metílicos tóxicos han estado muy conscientes del alto grado de toxicidad que acompaña a cada trago de esas bebidas alcohólicas que se fabrican sin contar con registro sanitario ni registro industrial, y tan conscientes han estado de la venenosidad del metanol que, ningún productor, ni distribuidor, ni vendedor de esas bebidas alcohólicas tóxicas se ha envenenado, porque todos ellos saben muy bien que lo que producen y venden mata en pocas horas.

Decíamos que si estábamos hablando públicamente de un “alcohol metílico tóxico” que desde el año 2020 ya ha matado a más de 400 personas, entonces existe la obligatoriedad legal y la obligatoriedad moral de salir a perseguir hasta encontrar y procesar a todos los responsables de esa acción criminal, y así se ha hecho, pues desde ese mismo momento se inició una acción conjunta de todas las instituciones responsables de velar por la calidad e integridad de todo lo que se vende en la sociedad para ser ingerido por la comunidad, y se ha encontrado, conforme a datos publicados por el ministerio de Salud Pública, que el contenido de metanol alcanza hasta el 97 % en algunas de esas bebidas producidas y vendidas en todo el país, lo que las convierte en mortales para toda persona que las ingiera, confirmando nuestra advertencia pública de que no se trataba de alcohol adulterado, como decían las autoridades y los medios de comunicación, sino que se trataba de metanol (CH4O) utilizado en sustitución del etanol (C2H6O), sabiendo que el metanol es venenoso.

En tal virtud, saludamos que este pasado 28 de abril el presidente de la República haya emitido el Decreto número 275-21 con el propósito de controlar la importación y comercialización de metanol, y considerarlo, a partir de la fecha, como sustancia controlada, donde para importarlo, distribuirlo o venderlo se requerirá de una licencia especial, lo que permitirá a las autoridades tener un estricto control de todo el metanol que se importe con fines industriales.

Sin embargo, el Decreto, por sí solo, no evita que se siga destilando alcohol en patios y destilerías clandestinas, por lo que el seguimiento a la cadena de producción de alcoholes clandestinos debe mantenerse de forma permanente hasta lograr erradicar por completo esa perversidad que ha hecho tanto daño a nuestra sociedad, siendo necesario que en nuestro código penal se incluyan duras sanciones penales y económicas para todo aquel que produzca, distribuya, venda o utilice metanol para bebidas alcohólicas, pues debemos estar conscientes de que quienes hasta hoy han estado inmersos en ese deleznable negocio del uso del metanol para producir bebidas alcohólicas sabían muy bien que estaban al margen de las leyes y al margen de la práctica ética, y dentro de sus posibilidades tratarán de seguir operando sus negocios al margen de las leyes, al margen de los decretos y al margen de la práctica ética, porque las leyes, los decretos y la práctica ética no les importan para nada, ya que lo único que les importa es ganar dinero, aunque sus productos envenenen a centenares de personas que se refugian en el consumo de alcohol barato por no saber que tomar metanol puede matar en pocas horas.

Paralelamente, el ministerio de Salud Pública y el ministerio de Industria, Comercio y Mipymes, junto a las licoreras formales, deben iniciar una amplia campaña de orientación a la población que consume alcoholes, a los fines de que la gente se abstenga de comprar alcoholes que no estén certificados por nuestras autoridades, y al mismo tiempo advertir que todo comercio que venda alcohol metílico disfrazado de alcohol etílico será cerrado definitivamente y que sus propietarios y empleados podrían enfrentar multas millonarias y compensaciones millonarias para los familiares de cada afectado, pues solo así podremos erradicar esta práctica criminal de producir y vender metanol para matar.

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