En el fin de semana ocurrieron dos hechos sin conexión aparente entre sí. Por un lado están los estragos causados por la vaguada. Los boletines disponibles dan cuenta de pérdidas materiales y humanas.

Los dispositivos de emergencia han estado movilizándose para dar respuesta a la crisis urbana. Y en las redes sociales ha habido culpas y discusiones de todo tipo.

El segundo hecho no ocupó ningún titular. De hecho, me enteré porque algunas personas me hicieron llegar la información a través de mis redes o por mensajería. En la Tunti Cáceres, cerca de la avenida 5to Centenario, quitaron la baranda de seguridad del puente peatonal. Debido a esto, una persona ciega habituada a cruzar por ahí, cayó desde una altura cercana a los tres pisos.

Antes dije que los dos eventos no tienen relación aparente entre sí. Pero, se conectan directamente. En ambos casos, la planeación urbana, la falta de estrategias de movilidad sostenible y la comunicación deficiente tuvieron un costo directo en la ciudadanía.

La persona que cayó del puente estuvo en cuidados intensivos con pronóstico reservado. Ahora, su estado de vulnerabilidad es mayor, porque pasó de no tener una fuente estable de ingresos a verse obligada a depender del apoyo que pueda conseguir para costear los gastos de hospitalización, medicamentos y recuperación. Al caer del puente, también cayó un par de niveles bajo la línea de pobreza.

Lo mismo sucedió con la vaguada. Hubo gente que perdió los bienes en sus hogares, otras personas quedaron sin su fuente inmediata de ingresos. El COE informó de que fallecieron seis personas a causa de las inundaciones. Y este lunes los medios divulgaban la alerta epidemiológica emitida por el Ministerio de Salud Pública.

Dicho en palabras sencillas, de pronto la ciudad de Santo Domingo se convirtió en una de esas imágenes de desastres que circulaban hace más de diez años. Pero, ¿es verdad que estos resultados se deben a una mala gestión del gobierno local?

Esta es una respuesta que debe matizarse. Primero, desde hace más de una década en el país se habla de la necesidad de invertir en la actualización y modernización del sistema de drenaje.

Segundo, la Evaluación de Vulnerabilidad Climática del Distrito Nacional, de 2016, indica: “La población y la infraestructura urbana y de todos los sectores y servicios claves para el desarrollo son vulnerables a varias amenazas y estresores climáticos”. La pieza, realizada por la Federación Dominicana de Municipios y la Alcaldía del Distrito, previene además: “Nos referimos al incremento de temperatura, mayor intensidad de eventos meteorológicos extremos con precipitaciones intensas causando inundaciones y deslizamientos, cambios en el patrón de las precipitaciones (reducción de las lluvias o su intensificación fuera de temporada) y aumento del nivel del mar”.

Es decir, si bien hay mucho que pudo haberse hecho para prevenir el impacto de la vaguada. También es necesario tomar los acontecimientos recientes como una doble advertencia. Por un lado, es evidente que las conclusiones realizadas por los estudios disponibles empiezan a manifestarse con claridad. Por el otro, urge construir una agenda definitiva de movilidad sostenible, para garantizar la previsión de eventos como los recientes.

Y en esto se integra la protección de la ciudadanía que transita por infraestructuras como los puentes peatonales, y se contemplan las previsiones climáticas.

En ambos casos, las respuestas son integrales. Tal como se ha dicho muchas veces en relación con la ciudad, ningún alcalde o alcaldesa tiene en sus manos la posibilidad de subsanar la deficiencia de planificación urbana sin el concurso del resto de municipios. El Distrito Nacional es un territorio pequeño, que depende del flujo del resto de demarcaciones territoriales del Gran Santo Domingo.

En consecuencia, la respuesta unilateral será deficiente. De este modo, el llamado de acción es a articular un trabajo coordinado, intersectorial y fuera de la demarcación política. La vaguada de este fin de semana demostró que el sistema de drenaje pluvial no tiene nada que ver con las divisiones territoriales.

Y esto aplica tanto para un evento atmosférico como para la seguridad de las infraestructuras. En estos días fueron un accidente en un puente peatonal y daños por lluvias, mañana serán otras las causas de los desastres, si no se adoptan las medidas urgentes y las acciones a largo plazo.

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