El final de año es una época festiva para muchos, sin embargo, por alguna razón hemos visto con mayor frecuencia cómo en medio de la alegría nos llegan noticias que ponen la nota triste, sobre todo cuando vemos partir a gente querida, con la que en algún momento nos ha tocado compartir o trabajar.

El pasado 24 de diciembre partió al encuentro del Señor una joven mujer cuya valentía la llevó al activismo social. La periodista Isabel Peña pasó por un terrible cáncer de mama con el que luchó por mucho tiempo, hasta que ya no pudo más.

Era una mujer alegre y proactiva, el cáncer no le robó esa alegría, convencida de que podía ayudar desde su condición de periodista puso en marcha la Fundación “Cicatrices que salvan vidas”, a través de la cual procuraba servir a esas mujeres que como ella pasaban por esa terrible enfermedad.

Aún recuerdo su voz en la actividad que organizamos con Acroarte para el mes de octubre, mes de sensibilizar sobre el cáncer de mama. Se presentó con varias de las guerreras que tanto defendía y apoyaba. –“Cuáintas guerreras quieres que invite”-, me dijo. Siempre dispuesta, un ser de servicio y entrega.

En pleno inicio de año también hemos recibido noticias que nos han impactado, el pasado sábado recibí la triste noticia de que el arquitecto Bienvenido Pantaleón había fallecido. Días antes le había escrito y me había respondido su esposa Claudia para saber cómo seguía evolucionando tras su internamiento. A don Bienvenido lo conocí en el activismo político, cuando en 2020, por primera vez, participé en una posición electiva. Ambos compartimos el deseo de lograr mayores conquistas para la gente, tenía grandes inquietudes en torno a su compromiso como arquitecto y como defensor de los espacios públicos.

Recuerdo que ambos éramos advenedizos en el Partido Revolucionario Dominicano (PRD). Su interés era seguir aportando al país desde la Sala Capitular, como regidor del Distrito Nacional.

Su valioso trabajo de la preservación de la memoria histórica de nuestro país se sintió en la página Imágenes de Nuestra Historia, guardo la esperanza que su familia pueda dar seguimiento a este proyecto como parte de su legado.

Decir adiós no siempre es fácil y sobre todo cuando se trata de seres queridos, pero prefiero recordar ese tiempo que compartí con ambos, prefiero apostar a que ese vuelo será alto, desde donde sentiremos sus destellos de luz.

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