Y ganas de llorar, el estado de abandono, y en consecuencia, de deterioro en que está el monumento a la memoria de José Francisco Peña Gómez, el líder que tanto dolientes tiene, especialmente sus herederos políticos, que involucra a tres partidos con representación en el Congreso, uno, con el control del Ayuntamiento del Distrito Nacional, donde precisamente está ubicada la Plaza que lleva su nombre, sitio en el que libró algunas de sus grandes batallas a favor de la libertades y la democracia en República Dominicana. Un espacio que debería ser un pequeño museo, porque no es grande, que recoja la vida de ese civilista que tanto contribuyó a la convivencia nacional. ¡Qué pena!

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