Esencialmente las municipales de ayer fueron un proceso ordenado del que la Junta Central Electoral tuvo el control y las reglas del juego se respetaron hasta el conteo y la emisión de resultados. Precisamente luego del escrutinio es cuando se ejerce el derecho al pataleo, algo a lo que estamos acostumbrados. Lo sorprendente hubiera sido lo contrario. Aconsejable es, para el derrotado, que busque un bajadero y rápidamente pase la página. Como no se produjeron grandes sorpresas, ayudará a que prontamente las aguas electorales retomen su cauce, ahora camino a mayo. Hay que saber perder, dice el verso de un viejo y popular bolero, aunque en nuestro medio abunda el que cuando cae en una contienda electoral se vuelve rencoroso y se pone “enemiguito” del que triunfa.

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