El que desee conocer quién está comiendo con grasa y al que aspira a sentarse a la mesa y también al consuetudinario limpia saco y alarbadero, solo debe prestar atención a los que piropean el discurso del presidente Abinader. También sirve para ubicar a algunos politicastros que están locos por un carguito. En la otra acera están los criticones, la mayoría caracterizada por su afán de figuración. Los de más fácil identificación son los peledeístas, pues donde Abinader dice sí, ellos dicen no. Lo difícil es que usted encuentre una reacción sincera y desinteresada, ya que eso “no vende”.

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