Eso de obligar a los empleados públicos a informar a sus superiores si están pagando el agua y la luz de sus hogares, además de violar el derecho a la intimidad que tiene rango constitucional, podría ser el preludio de exigencias coercitivas típicas de regímenes de fuerza.

En la Era de Trujillo había que estar al día con tres golpes, la cédula, el servicio militar obligatorio y la Palmita (una palma), símbolo del Partido Dominicano. El que no cargaba esos tres carnets, iba preso. Cuidado si a eso de estar pidiendo a sus empleados que les rindan cuentas de cosas particulares, le agregan la presentación del carnet de membresía al partido de gobierno, o que le coticen a la organización un por ciento de sus salarios.

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