Gráfico e ilustrativo es lo que ocurrió el martes en el Congreso Nacional, con legisladores del PRM que criticaban con acidez a sus pares del PLD por haberse retirado, pero resulta que en 2020 ellos hicieron lo mismo. Eso es tener cara dura y, para más desdicha, es un comportamiento generalizado entre nuestros políticos, acostumbrados a hacer, incluso, lo que dicen que no están haciendo; se cantan y se lloran, como buena ranchera mexicana. Los congresistas del PRM que criticaron a los del PLD lo que ellos también hicieron, personifican al típico político vernáculo, sinuoso y simulador, camaleónico, desenfadado, que promete y no cumple, confiado en la corta memoria del pueblo. Lo malo es que esas malas artes son las que enseñan en la escuela donde aprenden las nuevas generaciones políticas.

Posted in Dan de qué hablar

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas