Las políticas para Haití aplicadas por el presidente Abinader han recibido el respaldo entusiasta de la mayoría de la población porque se encaminan a la defensa de nuestra soberanía, con lo cual el buen dominicano no come cuentos. Pero desde el Gobierno deben cuidar de no exacerbar más de la cuenta los ánimos como si nos estuviéramos alistando para ir a la guerra, ni de adoptar medidas represivas que perjudiquen al sufrido pueblo haitiano y a los nacionales del vecino país que viven en República Dominicana. De lo que se trata es de aplicar medidas preventivas, no represivas. ¡Y cuidado con hacer propaganda oportunista o promocionar y ensalzar la figura de Abinader como el nuevo Padre de la Patria.

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