La Procuraduría, conscientemente o sin proponérselo, y acaso con la ayuda de mucha gente que en los medios de comunicación y en redes sociales se deja convencer, sin querer o queriendo, por lo primero que lee o escucha, logró instalar la percepción de que los presos eran unos bárbaros al tener en la cárcel de La Victoria tantas cosas, grandes y sofisticadas, cuando era un razonamiento de pre primaria advertir que no fueron los presos, precisamente por estar presos, los que las introdujeron, sino que las autoridades a cargo lo permitieron. Fue tal la barbaridad, sin que todavía se conozca sanción, que el sistema de cámaras de vigilancia es el del penal y los presos tenían el control, y se instalaron siete kilómetros de cables, desde un centro ubicado en Sabana Perdida.

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