El Consejo Nacional de la Magistratura ha anunciado los nombres de cuatro nuevos jueces del Tribunal Constitucional.No puedo negar, que víctima de las especulaciones, me había forjado la idea de un proceso que culminaría con una selección de jueces de otro perfil. Sin embargo, grata fue para mí la sorpresa al escuchar que los designados, son profesionales de larga data y de gran formación académica.

Mayor aún fue mi sorpresa y júbilo al ver entre los designados a Domingo Gil, a quien conozco desde hace tantos años.
Nacido en Santiago, mi pueblo natal, Domingo Antonio Gil, alcanza la edad de 64 años.

Inicia sus primeros estudios en la Escuela Venezuela y luego en el Liceo México, alcanzado su bachillerato en el Liceo Ulises Francisco Espaillat, para la época, quizá el más destacado centro estudiantil de la hidalga ciudad.

En 1978, alcanza el título de Licenciado en derecho, Cum Laude, en la Universidad Católica Madre y Maestra.

En 1982 obtiene el Doctorado de 3er Ciclo, Tré Honorable, Mención Derecho Social de la Universidad de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales de Estrasburgo, Francia.

A su regreso al país se dedica al ejercicio privado de la profesión estando muy vinculado a la actividad gremial. También a la cátedra en su Alma Mater donde ha impartido por más de 35 años, tanto en la licenciatura como en nivel de maestría, asignaturas como Derecho Laboral, Derecho Romano, Garantías Constitucionales, Interpretación Constitucional, entre otras.

En época más reciente obtuvo el título de Maestría en Protección a los Derechos Humanos Universidad Alcalá de Henares (2007) y la Maestría en Derecho Constitucional, con titulación dual por la PUCMM y la Universidad Castilla La Mancha (2009).

Durante 26 años ha sido juez en la Corte de Trabajo del Departamento Judicial de Santiago siendo un juez de gran prestigio dentro y fuera de la comunidad judicial dominicana.

Es autor de varias obras entre las que destaca el libro titulado “El Proceso Laboral Dominicano a la luz del Debido Proceso, así como múltiples artículos y ensayos de diversos tópicos jurídicos.

En lo personal doy testimonio de la sólida formación académica de Domingo Gil y, sobre todo, de su integridad como juez, como hombre y como ciudadano. En definitiva con él gana el Tribunal Constitucional, gana el país y ganamos todos. Enhorabuena.

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